Cuando esperas mucho un concierto pueden pasar dos cosas; que te decepcione o que cumpla las espectativas. Pues bien desde que và el concierto de Sound Prints, la superbanda liderada por el saxo tenor Joe Lovano y el trompeta Dave Douglas veo que hay una tercera opción.
Cuando el calor es insoportable mi humor suele bajar, por otro lado el concierto de Stefano Bollani me habÃa alegrado el dÃa, no gris, sino amarillo de sol, y estaba con ganas de ver a Joe Lovano, una de mis cuentas pendientes en directo dentro del jazz. Esperando el concierto empecé a hablar con un auténtico fanático de la música en general y del jazz en particular, esa gente imprescindible para descubrir cosas que de otra manera serÃa imposible. Me comentó que habÃa visto a Lovano varias veces y que estaba bastante jodido. «Una diabetes muy puta, está casi ciego«. Comentario que me dejó un tanto preocupado, no querÃa que mi bautismo con Lovano acabase siendo un recuerdo triste. Y empezó.
He visto muchos conciertos pero recuerdo como comienzos potentes, o por lo menos memorables, el de Kiss en el Azkena Rock, el de Springsteen en San Mamés, o el de Ornette Coleman en el propio festival de Jazz de Vitoria. Y creo que desde anoche, el comienzo de este combo permanecerá también como una de las entradas más brutales que recuerdo, porque el tema que da nombre a la banda Sound prints, del propio Lovano, sonó vigorosa, potente, algo que no suelo escuchar en directo, por muy grupo de rock que sea. El quinteto sonaba perfectamente empastado, con esa sensación, falsa, de caos, ya que todo estaba perfectamente controlado, primero el saxo, luego el trompeta y luego el resto. Con democracia, como suele ser el jazz.
90 minutos en el que no hubo ni una sola versión, todo fueron temas de Lovano o de Douglas, que cuajaban sus sonidos, raramente mezclados (saxo y trompeta como lÃderes de la manada, al alimón nunca habÃa visto en directo) formando un todo compacto, armonizado, incluso dirÃa que perfecto. Libra, el tema compuesto por el trompetista, sonó dulce, acariciante, esa brisa que viene bien para respirar, antes de la festiva Newark flash del saxofonista como (falso) fin de concierto. La ovación fue inmensa. Para el bis dejaron Full sun, también de Lovano y quedó patente esa tercera opción que antes comentaba; la de que esperes mucho un concierto y que resulte ser mucho mejor de lo que esperabas.
Y cogà el coche, cansado, sudando, pero con el frÃo de la madrugada amenazando resfriado, para volver a mi casa, a tres cuartos de hora de Mendizorroza, con la seguridad de haber visto dos conciertos que guardaré en la memoria. Y esto solo acaba de empezar…
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