Después del magnÃfico concierto que habÃa dado Ibrahim Maalouf subió a escena uno de los nuevos proyectos de Bill Frisell de este año. Digo uno de ellos porque en lo que llevamos de 2013 el guitarrista de Baltimore ha grabado tres discos con diferentes conceptos y formaciones, además de una colaboración en el disco The mysteries del genial John Zorn. Discos muy diferentes entre sÃ. Posiblemente su trabajo más interesante de ellos sea el que presentó, Big Sur.
Con formación expresa para presentar este océano desértico de música, sentados en semicÃrculo y con un Frisell sonriente en todo momento, comenzó un concierto donde el jazz, el blues, el folk y unos toques de bluegrass incluso country se daban la mano sin forzamientos, sin que quedase un extraño producto de laboratorio. eso solo se consigue si los músicos son buenos de verdad y el cuarteto de cuerda que acompañaba al guitarrista (Carria Rodriguez y Jenny Scheiman a los violines, Eyvind Kang a la viola y Hank Roberts al chelo), asà como el baterÃa (Rudy Royston) estaban dotados de magia.
Los primeros temas los interpretaron en una especie de suite de 30 minutos ininterrumpidos, creando una atmósfera como de road movie, y en ocasiones el delicado y experimental trabajo de Frisell recordaba a la maravillosa partitura de Angelo Badalamenti para el film de David Lynch The straight story. No obstante, y como punto no negativo pero si un tanto oscuro, el concierto resultó en ocasiones demasiado lineal, como si efectivamente se estuviese representando la banda sonora de un film.
Concierto memorable de alta música y una actitud cercana y simpática por parte de los músicos, y con ganas de seguir recibiendo nuevos trabajos de Bill Frisell y que, nuevamente, venga con sus otras formaciones a presentarlo en directo.
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