
La gente suele mirarme, con lógica desconfianza, cuando aseguro que la primera cassette que me compraron, teniendo yo 5 años, fue una en cuya cara A sonaba Radio Futura y en la B Nacha Pop. Comprada en el bar de debajo de mi casa, en uno de aquellos expendedores giratorios que ponÃan a un lado de la barra, junto a la fila de platitos de café. Quiero éste, y mi padre puso el dinero. Posiblemente antes viniesen las cintas de Horacio Pinchadiscos, Parchis o Los pitufos, pero aquella fue la primera que elegÃ. La querÃa, y no sé por qué, porque obviamente hasta entonces no habÃa oÃdo nada de ellos, héroes de un movimiento que explotaba a varios kilómetros de mi casa, de aquel bar, por aquellos dÃas, y yo sin enterarme. Posiblemente sea la cassette que más veces haya escuchado en mi vida, de hecho aún la conservo.
¿Qué pinta un crÃo de 5 años escuchando Divina, Ivonne, o Sonrisa de ganador? Aquellos dos grupos me atraparon por su singularidad. Radio Futura con su sonido singular y unas letras escritas con mimo por un joven licenciado en filosofÃa, Santiago Auserón, y Nacha Pop, grupo bipolar, o bicéfalo, con canciones de hondo calado, de problemática existencial y gran dosis de magia (las de Antonio Vega) y otras de frescura casi punk, descaradas y nihilistas (las de su primo Nacho Garcia Vega) dotando al grupo de un equilibrio sin par.
Creo que ambos grupos son los que mejor han envejecido de éste invento llamado la movida (ahora reivindicado por parte de la plantilla del PP), junto a la inevitable Olvido Gara y sus fangorismos. Aquella cassette primigenia fue solo la punta del iceberg de un chaval que ya ansiaba escuchar otras cosas. La próxima parada, eso sÃ, venÃa de alguna década anterior…
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