El pasado domingo 6 de julio volvà a viajar en el tiempo, como lo habÃa hecho dÃas atrás. Pero esta vez la cubeta no tenÃa flujos raros sino barro, mucho barro del dÃa anterior y es que la lluvia del sábado aún se recuerda en cada recoveco de cada uno de mis huesos.
“No me rompas mucho la entrada que hago colecciónâ€. El de la puerta me mira como diciendo “otro puto freakieâ€. Pero me hizo caso, algo que se lo agradezco y de pronto me vi pisando paja, mucha paja, como si de un mercado medieval se tratase.
Medio Kobetas estaba vallado y tremendamente embarrado y es que el lugar donde habÃan tocado hacÃa unas horas R.E.M o Lenny Kravitz podÃa haber sido perfectamente el escenario de la batalla de Gettysburg. El aspecto general era penoso, además domingo y con nubes, aquello no empezaba bien.
Llegué a las 8 menos cuarto y me extrañó que los Riders on the Storm no estuviesen tocando (empezaban a las 18.45). Y es que lo peor de viajar en el tiempo en un festi es que tú vayas al pasado y los músicos viajen al futuro. Pronto me di cuenta que todos los conciertos llevaban más de una hora de retraso, con lo que a las 8 y pico empezaron los ex-Doors.
Solo quedan dos de la mÃtica banda, el guitarra y el teclista pero la revisión de sus grandes éxitos de antaño me hizo creer que tendremos grupo para rato. Sonaron como hace 40 años, con un cantante que realizó estupendamente su rol de Jim Morrison. No importa lo que digan algunos fundamentalistas suscriptores del «Ruta 69» o «Popular 1«, la banda se salió con temas como «Break on through«, «Whiskey bar«, «Touch me» o «Light my fire«, con la que cerraron el concierto. Era demasiado de dÃa para cantar aquello de «this is the end, my only friend» pero disfruté con una banda que se mostró muy divertida y cercana.
Y otra larga espera, lo suficiente para seguir descubriendo mi viaje al pasado. Yo bajaba tremendamente la media de edad de los que allà se encontraban y, curiosamente, yo era el menos moderno. Las «amatxus» más enrolladas (y guapas) esperaban bailar un rock en la plaza del pueblo y rememorar asà le época en la que se iban a comer el mundo, hoy se comÃan un bocadillo de lomo con queso y pan del dÃa anterior. A mi lado una chica le echaba unos polvos al katxi de un señor, supuse que estaba resfriado del dÃa anterior. Y oye! mano de santo, en poco tiempo saltaba como Gasol. La chica no dejaba de sonreir. Qué bien! Las melenas y bigotes secesionistas se agolpaban a un escenario lleno de técnicos que instalaban el armamento de los siguientes monstruos. Y salieron.
Cuando nombras a los ZZ Top todo el mundo sabe que son tres tipos con unas barbas enormes y gafas de sol, pero… ¿cuántos saben lo buenos que son de verdad? Guitarra, bajo y baterÃa. ¿Hace falta más para tener botando a miles de personas? Grandes muy grandes, animados, divertidos, con guitarras forradas de pelos, facturando una música que parecÃa salida de un film de Robert Rodriguez. Hiperrockeros y muy majos la verdad. Viejos pero con más marcha que muchos de nosotros. Escuché a más de uno que lo mejor del festi. Yo pienso que de lo mejor, si señor.
Y otra larga espera. Una horda de Skins se atrincheró en uno de los váteres públicos, haciendo tiempo, desesperados, hasta la hora de los Madness, que viendo como se desarrollaba la tarde, ya noche, no saldrÃan hasta la una y pico. Aún quedaba Tequila por medio. Una señora, cuyos hijos estarÃan dormidos para no llegar tarde al insti al dÃa siguiente miraba desconfiada a su marido que luchaba por recordar como se hacÃa un porro. La gente se movÃa de un lado a otro gritando a sus móviles y el stand de Jack Daniel’s barrÃa cualquier tipo de competencia. Minutos después salieron los skins frotándose las narices. Otros constipados, pensé, y es que el sábado fue tremendo. descubrà a lo lejos a un antiguo compañero de clase convertido en el cuarto ZZ Top (saludos Rúa). Pero ya empezaban los argentinos.
Las «amatxus» saltaban como si de una verbena se tratase. Tequila debÃa haber salido a las 22.20 y salieron a las 0.10. Para que os hagáis una idea vamos. Empezaron por la puerta grande; «Rock ‘n’ roll en la plaza del pueblo«, «Mira esa chica«, «MatrÃcula de honor«, «Mr. Jones«, «Voy en un barco», «Quiero besarte», «Me voy de casa»… En plena forma, muy rocanroleros, muy movidos, con un sonido estupendo. Mereció la pena ver que Alejo Stivel sigue igual de hortera que hace treinta años y resulta curioso ver a este tipo de cincuenta años, calvÃsimo cantando eso de «nueve de la mañana, ya suena la campana, a clase tenemos que entrar….». Muy divertidos pero era muy tarde y yo tenÃa que volver al presente y a la hora de empezar el concierto me dirigà a los autobuses. No me quedé a los Madness y no pude ver a los skins bailar como solo ellos saben, una pena. Espero que no sigan resfriados.
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