Chucho Valdés en la sala BBK de Bilbao

Chucho Valdés

Lleno total. Entradas agotadas desde hacía días y una expectación máxima la que se respiraba en la entrada de la sala BBK, porque Chucho Valdés es mucho Chucho Valdés, ya lo demostró hace unos tres o cuatro años cuando vino al Festival de Jazz de Getxo, otro lleno y otro triunfo. Creo que desde entonces no se había acercado por aquí y había ganas.

Esta vez vino solo, un elegante piano de cola ocupaba el centro del escenario de tan carismático lugar, y la gente ocupaba su localidad sacudiéndose las gotas de lluvia que perlaban por los abrigos, chaquetones y paraguas. Se apagaron las luces y un silencio sepulcral, emocionante e impresionante. Un silencio roto cuando apareció nuestro héroe.

Comenzó con Caridad Amaro, el tema que tocó en la película documental Calle 54 de Fernando Trueba. Se mostró simpático y agradecido por los aplausos. Nos avisó que sería un recital variado ¡y vaya si lo fue! Temas propios se unieron a standards que suele tocar en sus conciertos; El manicero, Besame mucho o El concierto de Aranjuez entre otros. También hubo momento de recordar a Gershwin o a Thelonious Monk.

Anunció que sacará nuevo disco en enero y nos mostró Danzón y Para Ernesto, dedicada el genial pianista cubano Ernesto Lecuona. Hora y media soberbia, con momentos brillantes, aunque es cierto que en determinados temas el virtuosismo de Chucho empañaba un tanto la propia melodía (me viene a la cabeza el concierto de Aranjuez). Un concierto memorable para una noche incómoda y lluviosa.


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