
La palabra Opera da mucho respeto, tanto que se ha labrado, en ocasiones de manera injusta, una reputación de espectáculo elitista, incluso snob y, sobretodo, aburrido. Espectáculos de tres o cuatro horas, con partituras de hace siglos y gente cantando en italiano o alemán. Buffff. Desde luego no es el BBK Live, aunque dudo que Radiohead o The Cure vayan a ser más divertidos (dirijan sus tomates a krapolis). Y luego está la clase de público que va a esos eventos, lejos del gafapastismo indie que transita éste blog. Bueno, pues voy a intentar desmontar mitos, y por favor que nadie se sienta insultado.
El fin de semana pasado en el Teatro Campos ElÃseos, la Compagnia Lirica di Milano representó la inmortal obra de Mozart Don Giovanni (Don Juan), con libreto de Lorenzo da Ponte. La historia que cuenta aunque de enredo es muy sencilla: Leporello, el criado de Don Giovanni se queja de lo duro que es trabajar para su amo que no deja de meterse en lios por su querencia por las faldas. Tal querencia hace que se meta en la habitación de una prometida o que corteje a Zerlina el propio dÃa de su boda. Obviamente, con tanto cuerno, amo y criado tienen que huir una y otra vez. En una de las huÃdas mata al padre de una de sus conquistas, con lo que la venganza será doble. No cuento más porque serÃa destripar mucho la historia. Con lo que uno de los mitos de la Ópera queda eliminado, ése de que son historias complejas y demasiado intelectuales.
Ver a una orquesta de 30 músicos en escena, junto a los 8 protagonistas, junto a un coro de unos 20 más hace que, además de estar viendo una historia más o menos entretenida (no olvidemos que una pantalla va subtitulando todo lo que se canta, vamos que no hay por qué saber italiano) el espectáculo sea impresionante. Segundo mito eliminado, ése de que la Ópera es aburrida.
Hoy en dÃa, gracias a internet, el acceso a la cultura es mucho más fácil y podemos ver, vÃa YouTube desde el último video de Madonna hasta una ópera Ãntegra, con lo que la gente joven de hoy (entre los que me incluyo) tiene un acceso más sencillo a un tipo de cultura que nuestros mayores, por ejemplo, no pudieron. Resultado: en platea habÃa gente mayor, sÃ, pero también mucha gente joven, y và muchas gafas de pasta y mucho bolso cruzado. Tercer mito eliminado, ese de que la ópera es para gente mayor.
Es cierto que el cÃrculo de la ópera es, digamos, en ocasiones selecto, pero los prejuicios hacen que la comunión entre cierto público y dicho espectáculo sea aún más difÃcil. Pero una vez traspasada ésa lÃnea, una vez sentado en tu butaca, atento a lo que se representa hace que la mente se expanda y provoca los minutos y minutos de aplausos que se escucharon desde las butacas del teatro. Minutos y minutos, una ovación que no he visto en concierto alguno. Auténtico dolor de brazos.
No sé si éste texto hará que la gente vaya a la ópera, ya solo con que alguien se lo plantee me vale. Haced una prueba: elegid una ópera, Madame Butterfly, Las bodas de Figaro, El barbero de sevilla, no sé, la que sea, y buscarla en wikipedia y leed el argumento. ¿De verdad no os apetecerÃa verla representada junto a una orquesta en vivo?
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