El bueno, el feo y el raro: Andrés Calamaro

Andres Calamaro

Hay artistas sobre los que da un poco de vértigo escribir, personalidades cuyo carácter, obra o simplemente afinidad por parte del que escribe, atenaza las palabras y enmudece lo que uno quiere decir, quizás por eso no he escrito sobre Calamaro hasta ahora. Y lo hago por una buena razón. Y es que esta de gira con su espléndido e incomprendido nuevo disco «On the rock», donde desata su sana esquizofrenia musical con colaboraciones de lujo (Diego El Cigala, El Langui, Bunbury, Jerry González…) y uno de los lugares donde caerá el argentino errante es la sala Rockstar Live, en Barakaldo, el 11 de Septiembre. Cita ineludible sin duda. Esta es pues una buena oportunidad para hacer un repasito a tres de sus discos, pertenecientes a una mastodóntica obra (en calidad y cantidad), hablando de grandes, medianos y raros momentos. Vamos allá.

EL BUENO: La obra de Calamaro es tan intensa, tan singular y tan llena de grandes canciones, que es difícil encontrar un disco malo,pro también es difícil determinar cual es su mejor disco. Yo, por diversas razones, elijo «Honestidad brutal«, doble discazo de 37 canciones en las que no sobra ni un segundo.¿Difícil? ¡Imposible! Pero ahí está Andrés descolgándose con una suerte de «Mi querido diario» donde desgrana a base de pop (te quiero igual, Victoria y Soledad), rock (para qué), funky (más duele), tango (jugando con fuego), boleros (naranjo en flor) incluso rancheras (haciendo el tonto, junto a su ídolo Maradona) mil y una vivencias. Un diez. El siguiente salto mortal tenía que ser triple, en éste caso quíntuple, llamado «El salmón«, un nueve, pero esa es otra(s) historia(s)

EL FEO: Y es que de salto mortal en salto mortal, es normal rozar, a veces, la red, y la tuvo cerca en esa presentción en sociedad de un veterano como Litto Nebia, un compositor muy conocido por allí, llamada «El palacio de las flores«. El disco que comparte autoría con Litto es una aburrida colección de canciones monótonas, cansinamente intimistas, un lujo que se tomó para ayudar a otro ídolo por estas tierras, donde no acaba de cuajar. Una lástima, porque es una voz interesante, pero éste disco…

EL RARO: Hoy en día el raro sería escuchar «Hotel Calamaro» su debut en solitario después de participar en Los abuelos de la nada, disco de 1984, hijo de su tiempo, con baterias hexagonales, teclados, sonido a hombrera y pelo cardado y lacado, pero me voy a decantar por «El cantante«, su primer canto de cisne siendo masivo. Después del salmonazo (¡más de 100 canciones en un disco!!!) nos viene este hombre luciendo bigote, producción del flamenco Javier Limón, con un disco de versiones. Solo dos canciones son nuevas, el resto, tangos, boleros, con ese toque de Limón. Raro. Abre con la canción que da nombre al título, popular tema que hizo famoso al gran Hector Laboe y que le sirve de declaración de principios. Raro, de acuerdo, pero eso sí, con grandes canciones (Estadio azteca, Las oportunidades) que se han convertido en el pan mío de cada día. Y eso no es moco de pavo.

Foto: www.calamaro.com

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