El concierto de Juan Perro y Joan Vinyals el pasado 25 de enero en el Kultur Leioa

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Bienvenidos a la casa en el aire, esperemos que todos estéis a gusto. Con el aire se especula menos que con el ladrillo, pero se está mucho más tiempo. Explicar en un breve post la grandeza de Santiago Auserón (Juan Perro) es una tarea ardua y no pienso entrar en jardines de once varas, y puedo entender que contar las cosas que hizo el pasado 25 de enero en el Kultur Leioa junto al inmenso Joan Vinyals, de manera vehemente no puede hacer más que empañar lo contado. Así que no voy a caer en complacencias de fan acérrimo.

Sigo la obra de Santiago Auserón mucho antes de saber cómo se llamaba. Muchas veces lo he contado, la primera cinta de cassette que recuerdo haber pedido con apenas 5 años (verídico) fue una de Radio Futura, cara A, y Nacha Pop, cara B. Seguidor de ambos grupos, pronto sentí una especie de identificación con las letras de Radio Futura. Me enganchaban aquellas letras profundas. Luego llegó la separación y el descubrimiento de Juan Perro, y el amor fue instantáneo. Había prometido que nada de complacencias de fan ¿verdad? Perdón…

Juan Perro tiene ahora, aparte del libro El ritmo perdido, dos giras distintas y complementarias. Una con Zarabanda, una pedazo de banda que le acompaña con bailarinas y demás y otra pequeña, íntima, acogedora, llamada Casa en el aire en la que sale a escena junto a Vinyals, cada uno con guitarras acústicas y muchas ganas de conectar. Y es que eso se da desde el primer tema, cuando Santiago se dirige a su público con una educación y un respeto dignos de mención. Canta, explica temas, se desgañita, bromea con el público y con su acompañante y hace que dos horas se pasen voladas.

Rescató temas de sus 5 discos en solitario y presentó varias nuevas que sonaron muy bien, incluso se marcó un No más lágrimas sin micro, para probar la acústica del lugar. La gente aplaudió, rió y cantó (en ocasiones demasiado alto) las canciones y se entregó al carisma de una de las personalidades más importantes de nuestro pop. Ya no es solo el maño que toca sones cubanos, ahora hay bolero, hay jazz, hay blues, hay todo lo que quieras que haya, y sin atragantarse.

Por otro lado la acústica del Auditorio del Kultur Leioa es notable, algo que pude descubrir hace años cuando acudí a un recital de Javier Krahe. Da gusto que haya lugares como éstos abiertos a propuestas tan interesantes como la de Juan Perro.


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