Entre las muchas pasiones que tengo (y que se van generando dÃa a dÃa) una resulta especialmente gozosa. Leo, veo, escucho todo lo que tenga que ver con Sherlock Holmes el inmortal detective asesor de sir Arthur Conan Doyle. La pasión empezó hace varios años y no tiene pinta de apagarse de momento; además de la obra completa de Conan Doyle, series (la de dibujos de Miyazaki, la de Jeremy Brett o la soberbia Sherlock entre otras), un sinfÃn de pelÃculas (desde las primeras de Basil Rathbone hasta las de Downey jr) y comics libros y demás, ocupan lugares preferentes en mi casa menguante.
Pues bien ahora ha llegado la editorial Almadraba para avivar el fuego de la pasión y edita las tres novelas que Shane Peacock (otro apasionado sherlockista) lleva dedicados al detective. Pero no es una serie al uso, ya que se trata de una suerte de precuela, un «y sÃ…» que nos lleva a conocer a un Holmes de 13 años, que empieza a interponerse a la labor de Lestrade.
Las horas de estudio del personaje por parte de Peacock hacen que no sea un mero acercamiento, una utilización del nombre para vender libros, al contrario es un pormenorizado tratamiento, donde podemos ver (y disfrutar) de semillas que desembocarán en el personaje que todos conocemos. Muchos guiños a los amantes de la serie (en éste caso la joven desaparecida es lady Rathbone, cuyo apellido coincide con el del actor que se hizo famoso en los años 40 por interpretar a Holmes, incluso hay un A. C. Doyle rondando por ahÅ).
La historia es sencilla; una joven de familia bien es secuestrada, se pide por ella un dinero, pero el padre de ella, azote de criminales, no accede. Pasan dos meses y Scotland Yard no tiene ni una sola pista. El joven Sherlock Holmes cree dar con una pista, el tipo de papel con que aparece la nota. Y empieza por su cuenta la investigación. Pero de pronto aparece de la nada la chica secuestrada. Todo parece resuelto, pero algo falla…
Las novelas de la serie son juveniles, que no facilonas, ya que la historia se irá complicando con diversos personajes a lo largo de sus casi 400 páginas y mantiene su estilo caracterÃstico. Una serie a la que hay que seguir con lupa, de la que de momento han salido tres tÃtulos: El ojo del cuervo, Muerte en el aire y éste último. Ya estamos deseando que lleguen los nuevos casos de éste joven Sherlock y que Almadraba nos lo presente en éstos tomos cuidados y preciosistas.
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