Una persona a la que no vemos el rostro en ningún momento entra en una casa. Pero enseguida sabemos que no es el dueño, ya que se pasea curioseando por todas partes con unos guantes. Mira fotos,habitaciones, vÃdeos familiares en un ordenador. Y empieza a atornillar las ventanas. Se coloca una máscara y se esconde cuando nota que los dueños de la casa, un joven matrimonio, va a entrar al dulce hogar… Asà comienza la primera pelÃcula rodada en EE.UU del cineasta francés David Morley.
La puesta en escena, sobre todo en los primeros 20 minutos silentes del film, es notable, con una cuidada planificación del espacio y una enfermiza atención a los detalles. Es una lástima que en la segunda parte caiga en el tópico de los slasher y todo lo creado en el comienzo acabe siendo desaprovechado en una cinta prescindible.
Deudora de Funny games o de 37 horas desesperadas entre otras, la pelÃcula mantiene en vilo a un espectador al que le avasalla a sustitos, el recurso más bajo del cine de terror. Aún asà el film no es malo del todo y mantiene toquecitos digamos europeos que hacen que la pelÃcula no sea un desastre.
Después del pase para prensa, pudimos hablar con el director, David Morley que cansado y simpático, nos comentó como su intención no era hacer una pelÃcula original, debido a ser su primer esfuerzo creativo en un paÃs, un idioma y una cultura diferente a la suya, que el film no es si no un ejercicio para seguir aprendiendo. Nos adelantó que su siguiente trabajo es una serie para la televisión y que está muy ilusionado con el proyecto.
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