La filmografÃa de Louis Leterrier está llena de acción, explosiones y peleas. Entre sus trabajos están Transporter 1 y 2, Danny the dog o El increÃble Hulk, por lo que todo prometÃa que Ahora me ves no iba a ser precisamente una pelÃcula de arte y ensayo. Y efectivamente se trata de una de las pelÃculas más sanamente entretenida de la cartelera actual. Con sus fallos, giros, incluso trampas, pero efectiva y hasta divertida.
El mundo de la magia siempre ha interesado en el cine, ya que ambas artes comparten cuna y maestro, ya que Meliés dividÃa sus esfuerzos en ambos campos con igual fascinación. En el cine más reciente la magia ha servido para entretenidos productos, como El último gran mago, El ilusionista, El aprendiz de brujo, El truco final, incluso la divertida Scoop de Woody Allen.
En este caso la magia es tratada como la acción en un film de Jean Claude Van Damme, es el fondo y la forma, se explican los trucos para que los espectadores vayan entendiendo lo justito antes de quedarse con la boca abierta por el siguiente truco. Una serie de magos de aquà y allá son reclutados por una misteriosa persona para realizar un robo. Se hacen muy famosos hasta el punto de tener un programa multitudinario en Las Vegas.
Televisión, espectáculo y miles de fans convierten a estos magos en personas realmente influyentes, incluso peligrosas, y como unos Robin Hood modernos, se dedican a hacer el bien, a costa de arrebatar a los poderosos y estafadores sus bienes materiales, dudosamente conseguidos. Pero, claro, trasgreden las normas de lo legal y será el FBI el encargado de darles caza. ¿Escaparán o el truco de magia estará tan claro que no podrán dar un paso sin ser descubiertos?
Tramposo, con ases en la manga y naipes marcados, el guión avanza sin dudar en un aparatoso espectáculo (porque se trata de eso ni más ni menos) para llegar a un apoteósico final donde todo encaja más o menos. No obstante se trata de un buen film de entretenimiento, sin Ãnfulas de autor, y con unos personajes bien perfilados. Buenas actuaciones y ritmo trepidante. ¿Se puede pedir algo más?
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