Grandes Noticias en tres Letras: ‘m b v’

Portada de 'm b v'

“(…) Consiguió expandir las fronteras del pop hasta límites nunca antes soñados”. Fragmento extraído de la crítica al disco ‘Loveless’ (Creation, 1991) de My Bloody Valentine en el especial “Los Mejores 200 CDs de los 90” que sacó la revista Rockdelux el año 1999.

Remóntemonos, pues, a la época post-teenager en la que devorábamos todo tipo de publicaciones musicales y sacralizábamos especiales como el mencionado. Éste, concretamente, fue rebautizado por el compañero Krápolis y por mí como “La Biblia” dado que nos descubrió un buen número de bandas y discos que, hasta ese momento, habían pasado desapercibidas o, simplemente, eran completamente desconocidas o habían reforzado, claro, nuestras opiniones acerca de otro buen número de álbumes que, en mi caso, ocupaban, por entonces, una posición honorífica en mi exigua discoteca particular.

De entre los 200 discos referenciados, entre los cinco primeros se encontraba ‘Loveless’, el cual llamaba la atención por su especial portada y por el rockdeluxiano calificativo que lo subtitulaba, Noise-Pop. Además, aquella pieza sobre el segundo álbum de My Bloody Valentine ha sido una de las mejores críticas discográficas que jamás he visto impresa. Unas letras que me llevaron a hacerme con ese trabajo, un álbum, todo sea dicho de paso, del que ya había oído hablar en años anteriores, pero que mi hooliganismo brit-popero de mediados de los 90 había impedido que me acercara a él. Y, ya ven, una crítica en un especial de una revista me llevó a expandir las fronteras del pop hasta límites que nunca antes había soñado. Sí.

Efectivamente, el sonido de los irlandeses capitaneados por Kevin Shields fue una especie de catarsis respecto a mi experiencia musical previa. Guitarras, batería y bajo absolutamente diluídos, creando unas atmósferas asfixiantes pero en las que, paradójicamente, se podía respirar gracias a una accesibilidad que, curiosamente, otras bandas menos “complicadas” no logran conseguir. En fin, un disco que, coincidiendo con el imaginario colectivo, es absolutamente referencial.

Y, con todo, veintidós años después, tras cientos de dimes, diretes, rumores y demás parafernalia, los My Bloody Valentine se autoeditan la continuación de aquella obra, lo anuncian un sábado de febrero por la noche y ‘m b v’ nace para calmar el ansia de todos aquellos que alucinamos con ‘Loveless’.

¿Y qué nos encontramos en este nuevo trabajo? Más marca de la casa. Y es que escuchar los tres primeros cortes de ‘m b v’ es regresar 22 años atrás, como si el veneradísimo ‘Loveless’ no acabase con ‘Soon’. Sin embargo, con el cuarto tema, ‘Is This and Yes’, se percibe un cambio, marcado por la ausencia de las guitarras o, dicho de otro modo, por un onírico protagonismo de los teclados, muy en la línea de mis también idolatradísimos (y, en mi opinión, infravalorados) Stereolab… Esta mezcla de estilos, pretéritos y presentes, continúa a lo largo del álbum e incluso llegamos a encontrar un tema, ‘New You’, que podríamos decir que es lo más cercano a un corte pop convencional (todo lo convencional que el particular universo de Shields le permite) y también con otra canción, ‘Nothing Is’, de carácter cargante y mántrico que rompe con la áspera “¿suavidad?” que define el disco, para acabar con un huracán titulado ‘Wonder 2’ que te arrastra, irremisiblemente, a volver a pinchar el disco…

En fin, la nueve esperadísimas canciones que componen el anhelado regreso de My Bloody Valentine hacen que regrese una forma de entender el pop que dudo mucho que ninguna otra banda haya logrado. Y sí, puedo comprender que los aficionados más avezados y/o vanguardistas critiquen la escasa ruptura que ‘m b v’ supone respecto a su predecesor. Pero, qué quieren que les diga, tras 22 años sin escuchar nada nuevo de los irlandeses, que su nuevo trabajo mantenga las formas de ‘Loveless’ me parece una gran noticia; el regreso en sí mismo de Kevin Shields y compañía me parece una gran noticia; volver a disfrutar de un viaje tan especial y espacial me parece una gran noticia… Vamos, que, en definitiva, no encuentro mayores peros a este disco. Todo lo contrario. Llevo varios días escuchando con mucha asiduidad este trabajo y, antes de que empiece a sonar, siento un cierto nerviosismo, una sensación que hacía mucho no vivía (aproximadamente, unos 13 años, desde que descubrí a My Bloody Valentine) En conclusión, ‘m b v’ es otra jodida obra de arte y, bajo mi punto de vista, no hay mucho más que decir. Sólo que este regreso es una de las grandes noticias musicales de este 2013. Y estamos en febrero.


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