¿Hay algo más hortera que un disco navideño? SÃ, los discos hechos con musicos y cantantes de todo el mundo para hablar de la paz. Antes ya lo habÃan hecho Jackson, Geldof, Junkera y ahora le ha llegado el turno a uno de los mejores pianistas de jazz de la historia; Herbie Hancock, que ha grabado un disco llamado Imagine project para llevar la paz allà donde no la hay, o sea a todos lados. ¿Y qué mejor que con un disco de versiones de gente tan molona como Lennon, Dylan, Beatles…? Vamos un disco «muy arriesgado«. Si en él cantan Pink, Seal, Juanes…. tenemos el blockbuster de jazz del año. Bueno, pues con la sombra de este disco me dirigà al Palacio Euskalduna a verle en directo el pasado lunes 13. Con ganas y mucho miedito.
No voy a entrar a explicar por qué tanto mi acompañante como yo acabamos entrando gratis al evento, algo que nos animó sobremanera. Una de esas sorpresas que te depara el destino. Pero la gran sorpresa estaba aún aguardando para abofetearnos. «Â¿Qué crees que va a hacer? ¿Un concierto jazz o pop?» El miedito seguÃa en nuestros cuerpos, helados por otro lado. Y entramos al recinto, un lugar muy bonito y elitista (es muy difÃcil ver un concierto en el Euskalduna por menos de 30 euros) y, una vez acomodados vimos los instrumentos que esperaban, inertes, a que llegasen los musicazos. Guitarras, bajo (no contrabajo), bateria, «sintetizador» (ufff), un piano de cola, un teclado eléctrico y algo parecido al organillo de los de la cabra. «Joderrrrrrr» Incluso un micro para un/a vocalista. En ese momento và toda mi vida pasar ante mis ojos.
Y salieron los musicazos. Abieron con una suite jazz eléctrica, de ese que tanto gusta al nuevo Chick Corea, algo correcto, pero con un piano eléctrico que me atormentaba, que me perturbaba sobremanera, que se abrÃa paso en mis oÃdos a empujones. Cuanto daño le hizo Miles Davis cuando le dio su primer piano eléctrico. ¿Es que nadie les ha dicho que ese sonido quedó anticuado cuando sacaron el Synthesizer 3 ? Una vez acabada la suite, con los oÃdos en carne viva (y muerta por otro lado),asistimos a la bochornosa presentación de unos 10 minutos de duración de un Hancock excesivamente hablador, como ese familiar borracho que no acaba de sentarse en la boda. Qué contento estoy de estar en Bilbao, hemos hecho un disco con gente de todo el mundo por la paz, pero no estarán aquÃ, pero gracias a la tecnologÃa les tendremos aquà ésta noche. Vamos, todo orgulloso de presentar un disco pregrabado. Y presentó a la vocalista. La primera finalista en su pugna por el triunfo, destrozando un Imagine que harÃa que Lennon sacase su parte más bélica y acabase con todos ellos. Y no lo pude evitar, me dio por reir, y creédme, no pude parar en las 2 hora siguientes.
Ver a un septuagenario Hancock de pie con un organillo colgado con forma de guitarra, provocando un sonido verbenero y muy poco elegante, contoneándose como un abuelete borracho en una boda, ver a la chica junto al otro teclista destrozando un Don´t give up que hubiese hecho que Peter Gabriel les demandase, asistir a la desastrosa versión (plagada de versiones de todo a 100, como de disco de new age) perpetrada esta vez por el guitarrista, del Exodus que hubiese hecho que Bob Marley les mandase a un grupo de panteras negras en busca y captura, pasar, sin filtros a otra suite, larguÃsima y aburridÃsima, de piano solo de un Hancock denso, para acabar con un Cantaloupe Island de Casiotone y volver a las versiones horribles, esta vez de Dylan y Sam Cooke, que hubiesen firmado ejecuciones sin pestañear, resultó sin duda una experiencia.
No sé quién le ha hecho más daño, si Miles Davis dándole su primer piano eléctrico o la academia cuando le dieron tantos grammy hace un par de años. A pesar de todo sigo pensando que es uno de los mejores pianistas de jazz del mundo. Eso sÃ, en cuanto a volverle a ver en directo, habrá que escuchar atentamente antes el disco del momento…
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