John Zorn: Masada Marathon, un festival dentro del festival

Escenario del Masada Marathon
Foto: Artaburu

Hay conciertos que pasan sin pena ni gloria, otros que recordaremos con agrado, y luego están las experiencias musicales que recordaremos por mucho tiempo como algo especial. Sin duda el Masada Marathon de John Zorn, celebrado el pasado sábado 27 de julio en el 48 Heineken Jazzaldia es una de esas experiencias. Y es que esta maratón de más de 4 horas de buena música resultó ser una especie de festival dentro del festival de jazz.

Con un Kursaal prácticamente lleno y ávido por ver el concierto exclusivo, al menos en 2013, en toda Europa, las azafatas no dejaban de avisarnos: no se pueden hacer fotos, ha dicho John Zorn que si ve un flash se va. Así que lo primero fue fotografiar el escenario lleno de instrumentos, antes de que saliese el protagonista refunfuñón. Y la gente entraba y entraba mientras yo miraba el programa con información de las 12 bandas que tocarían a continuación. Una lista de vértigo.

La primera formación en salir fue Masada Quartet, entre los que estaba el propio Zorn y un Dave Douglas a la trompeta que también tocaría en el festival con su propia banda. Jazz potente y experimental, con un John Zorn sonriente y divertido dirigiendo al personal a placer. Un vigoroso comienzo de 20 minutos para dar paso a la segunda formación, el dúo formado por Mark Feldman al violín y Sylvie Courvoisier al piano, facturando una lírica e igualmente experimental partitura. Sonidos clásicos que se mezclaban con la música más vanguardista. El sonido jazz, mezclado con el omnipresente klezmer y toques latinos, incluso medievales, se acentuó con Cyro Baptista y su combo Banquet of the spirits antes de dar paso a las maravillosas voces a capella del cuarteto Mycale, de expresión igualmente juguetona y, en ocasiones, excéntrica. Volvió a escena John Zorn pero para dirigir entre otros a Baptista y a Marc Ribot en el grupo Bar Kokhba, donde el klezmer daba paso a un blues marcado por la guitarra de Ribot. La banda dio paso a la última apuesta antes del descanso, esto es, al proyecto del clarinetista David Krakauer llamado Ancestral groove, donde el jazz y la World music se dieron la mano en 20 minutos animados. Y llegó el descanso de 20 minutos.

La primera banda en salir en la segunda parte fueron Secret chefs 3, la propuesta más rockera de la noche, con guitarras potentes y un ensordecedor sonido que pasaba del free jazz al hardcore. Acto seguido, rompiendo el climax salió a escena Erik Friedlander con su chelo, para ofrecer un delicioso recital clásico, sobrio e intimista. The dreamers, dirigido de nuevo por Zorn, repetía con Cyro Baptista, Ribot y Joey Baron a la batería. Masada string trio fue la feliz reunión de cuerdas entre Friedlander al chelo, Feldman al violín y Greg Cohen al bajo, en una formación ajustada que nos trajo ecos de la música de cámara, sin olvidar la temática klezmer de la noche, antes de aparecer en escena Uri Caine, uno de los mejores pianistas actuales para dar un recital sereno, solo alpiano, a excepción del último tema en que se animaron Joey Baron y Greg Cohen. Y para acabar salió la Electric Masada, espectacular octeto liderado de nuevo por Zorn en lo que fue una jam, donde la experimentación, la sincronización y la capacidad sorprendente de improvisación de todos y cada uno de los integrantes brillaron y acentuaron un espectáculo inolvidable. Brutal.

Final del Masada Marathon
Foto: Artaburu

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