La Bien Querida. Kafe Antzoki (Bilbao, 8 de marzo de 2013)

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El conato de acceso al escenario del Kafe Antzoki por parte de un joven que se había tomado unas cuantas miles de copas de más no parecía responder al perfil de público que, a priori, pudiese esperarse en un concierto de La Bien Querida. Y es que si repasamos los dos primeros discos de Ana Fernández-Villaverde, principal responsable del proyecto junto al guitarra y productor David Rodríguez, éstos destilan intimismo, suavidad y, en definitiva, pocas opciones que lleven a pensar que los encargados de velar por la seguridad de un concierto de estas características musicales podrían encontrarse con la necesidad de sacar por la puerta de atrás a un tipo así.

Pero bueno, tampoco hemos de caer en el amarillismo y rescatar esta anécdota como determinante de lo que aconteció el pasado viernes 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer trabajadora, en el recinto bilbaíno. Ahora bien, la vuelta de tuerca que ha supuesto ‘Ceremonia’, tercer álbum de la vizcaína afincada en Barcelona, ya hacía presagiar que tampoco debíamos esperar un bolo apaciguado, tranquilo o que respondiese a los calificativos mencionados al respecto de sus primeras referencias. La electrónica mántrica que define este tercer trabajo de La Bien Querida impregnó la casi hora y media que Villaverde y sus compañeros ofrecieron sobre las tablas del Antzoki, transformando los temas de sus anteriores discos en unos artefactos menos accesibles y, a la vez, mucho más contundentes e igualmente emocionantes.

La querencia kraut hacia la que ha virado el sonido BienQuerido sorprende para bien (en mi caso) y para mal (en el caso de algunas de las personas que me acompañaban) Adaptar un sonido que pretéritamente se basaba en gemas pop con reminiscencias flamencas a muros más propios de Kraftwerk, tiene su aquel y, claro, cuando las personas que van esperando más de lo primero se encuentran con lo segundo, salen del bolo, como mínimo, contrariadas.

No en mi caso, insisto. La esperada intensidad a la hora de ejecutar los temas de ‘Ceremonia’, así como la mencionada conversión de las canciones de ‘Romancero’ y ‘Fiesta’, llegan mucho, golpean, atrapan y hacen que las propias historias que se esconden en sus letras pasen de lo agridulce a lo amargo. Que emocionen, vaya, igual que antes, pero de diferente manera, no sé si me explico…

Y si a todo el abrasivo nuevo sonido de La Bien Querida le añadimos unas gotitas de baile, en “9.1” y en “A veces ni eso” (ese más que evidente homenaje a New Order), acaba quedando un concierto más que digno y que a éste que firma le dejó un muy buen sabor de boca (sobre todo de la mitad del bolo para adelante) y le hizo defender frente a las compañeras y compañeros que me acompañaban que Ana Fernández-Villaverde y su proyecto mola, en cualquiera de las dos formas conocidas y presentadas, siendo la del día de hoy, en la que más pega que un tipo pasado de copas o de lo que sea intente acceder al escenario… Por lo que, amigos organizadores de conciertos de La Bien Querida, tengan en cuenta esta crónica para los futuros bolos de esta artista.


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