Cuatro y el tambor. Bueno cuatro no, pero doce sÃ. Contados. Uno a uno. Ese fue el número de asistentes que el pasado sábado estuvimos presenciando el concierto que los cántabros (y un berciano) Templeton ofrecieron en la Sala Sonora.
Este conjunto visitaba la provincia de Bizkaia para presentar su último trabajo discográfico, “El Murmulloâ€, un álbum autoeditado que es una auténtica delicia y que, como ya le avanzamos en primicia al frontman de la banda, estará en los puestos más altos de la clásica lista de lo mejor del año a nivel nacional en La Furgoneta Azul.
Y fue en este “El Murmullo†en el que se basó el grueso del bolo. Un directo que adoleció de chispa en sus primeros compases, quizá influenciado por el escasÃsimo público pero que, poco a poco, fue cogiendo ritmo y llegó a ofrecer momentos de gran intensidad, sobre todo en temas como “Sabe Mejor†(hit escondido del disco), el final de/con “Vestido de Blanco†o en lo que ha sido single del álbum, “Miedo de Verdad y en Condicionesâ€.
Además, a pesar de que el exiguo número de espectadores pudo provocar que la timidez se adueñara de los Templeton en los primeros compases, con el paso de los minutos la intimidad que ofrecÃa el contexto, hizo que el cantante de la banda fuese soltándose y se lanzase a comentar anécdotas o a hacer bromas relacionadas con el fútbol y a establecer, en definitiva, un fácil diálogo para con los allà presentes.
Con todo y dado que, como vamos diciendo, la cosa fue in crescendo y que se creó un ambiente familiar y cercano, hemos de concluir que el bolo de los Templeton fue realmente bonito, entrañable si queréis, en el que ese gran disco que es “El Murmullo†se defendió por parte de sus creadores de muy buenas maneras.
Tampoco vamos a decir que viviésemos un concierto “históricoâ€, a pesar del guiño que le hicimos al cantante de la banda cuando adquirÃamos un ejemplar del LP (bonito vinilo blanco) de “El Murmulloâ€, rememorando la supuesta cita que Tony Wilson (creador del sello Factory Records y gestor del mÃtico club The Haçienda) hizo cuando los Sex Pistols tocaron en Manchester ante una cifra de asistentes parecida a la del bolo de Sonora), pero, desde luego, no nos arrepentimos, ni mucho menos, de haber sido uno de los doce de Templeton.
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