Michael Nyman en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao

Cartel del concierto de Michael Nyman en el Teatro Campos Elíseos de BilbaoAnoche el compositor y excelente pianista británico nos acercó a Bilbao su nuevo proyecto llamado Cine Opera que comenzó como una exposición fotográfica en Mexico, inspirada en un viejo cine derruido y que le llevó a filmar con una pequeña cámara de video lumix pequeños cortos de corte experimental, pequeños apuntes cotidianos, muy amateurs sobre los que luego escribiría diversas composiciones para representarlas en directo con la proyección simultánea de dichas películas.

A lo largo de toda su (extensa) obra, Michael Nyman ha demostrado su amplitud de miras, su fino sentido del humor inglés y su capacidad versátil haciéndole accesible al gran público por encima de otros pianistas. Mucho se lo debe a las célebres bandas sonoras a películas ajenas, obras de Peter Greenaway (Prospero´s Books, El contrato del dibujante, Zoo…) de Jane Campion (El piano) o de Michael Winterbottom (The trip, A cock and bull story…) entre otros. Musicólogo y amante de otras culturas, su inquietud le llevó a grabar un montón de trabajos con colaboraciones de lo más variopintas, derivando de la música culta al pop.

Pero ahora crea composiciones para sus propias películas, cortometrajes que exhibe en un pantallón mientras ilustra musicalmente, como en la era del cine mudo. Y el resultado es curioso. No obstante, al ser un espectáculo de piano solo, en ocasiones resulta monótono, algunos de los cortos, personalmente, no me dijeron nada y ese minimalismo musical me hizo mirar el reloj en varias ocasiones. La ejecución es soberbia, desde hace años me considero Nymanófilo, pero es cierto que sin su Band, de saxos y violines (que pude ver en el teatro Arriaga hace un par de años) queda un poco sosete.

La primera parte de una hora de duración la interpretó como una suite en la que enlazaba todas las composiciones, casi todas nuevas, pudiendo aplaudir solo al final, cuando remató con el conocidísimo tema de «El piano». La segunda parte resultó curiosa,  ya que musicó mientras era exhibido el mediometraje de Jean Vigo A propósito de Niza (1930) que pudo resultar una perfecta inspiración para sus cortos cotidianos. Tras el mediometraje remató con otras dos composiciones.

El concierto resultó bonito, en ocasiones preciosista, pero es cierto que para no ser muy largo, 90 minutos más o menos, se hizo en ocasiones pesado, ya que le dio mucho protagonismo a sus composiciones más estáticas, menos representativas de su obra. No obstante no dejaré de reivindicar una de las personalidades más abiertas y divertidas de la música seria.

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