
Tengo que decir que yo era un ignorante total de la obra de Mike Farris, tanto en solitario como con los Screamin´ Cheetah Wheelies, pero gracias a spotify pude acercarme a muchas de sus canciones cuando empecé a escuchar su nombre constantemente. Todos parecÃan decir lo mismo, que era un monstruo escénico. Y venÃa a tocar a Bilbao. Y como llevo varios meses «concierto veo, concierto quiero» me acerqué con suma curiosidad, un lunes, eso sÃ, vÃsperas de fiesta, en la que por cierto me tocaba currar,a ver, descubrir, si realmente es tan bueno como decÃan los crÃticos cÃtricos (haberlos haylos). El kafe antzokia estaba lleno, al igual que la semana anterior con otro monstruo, el virtuoso de la guitarra Joe Bonamassa, pero lleno lleno, como pocas veces lo he visto, con un público heterogéneo, desde los cartonianos amantes de la buena música, hasta las pin-up girls fifties repletas de tatuajes, todas ellas amigas de Peggy Sue.
Llegué cuando los teloneros estaban acabando (lo siento, Jardin infierno sonaban muy bien) y empezó el fiestón, y es que después del Everybody needs somebody bien tocado, la intensidad subió y subió haciendo sudar hasta el más arty del respetable. Yo en medio, solo, pero rodeado de caras conocidas (es lo que tiene ir a muchos conciertos) admiraba a los dioses que estaban sobre ese altar (nada de escenario), porque tanto Mike Farris, como los Roseland rhythm revue, su banda de apoyo, ejecutaron dos horas de profesionalidad, pasando del rock más incendiario al soul más negro (con permiso de Eli «Paperboy» Reed), sin olvidar esa cosa llamada americana, blues… Y Mike disfrutando como un enano, con las coristas, el teclista, los guitarras, el bateria, y todo el Antzoki que se habÃa cuajado en un solo cuerpo, sudoroso, que saltaba, fumaba y bebÃa. Un recital inolvidable que sirvió para presentar su nuevo disco, el excelente directo Shout! live, pero también sus tres trabajos en solitario, alguna version y algo de su anterior banda. Momento especial, en el primer bis, Mike solo con su guitarra y su voz más negra. Uno del público le gritó: «Mike se me han caÃdo las pelotas al suelo«, teniendo en cuenta que acto seguido salió el resto de la banda supongo que  el pobre ya no podrÃa recuperarlas. Pero todos, sin excepción salimos con una sonrisa dibujada en la cara, incluso los que trabajabamos al dÃa siguiente…
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