Mursego y Berrio presentaron su Phantasma en el Kafe Antzokia

Foto: Artaburu
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Aquí ya hemos hablado en más de una ocasión de Maite Arroitajauregi, Mursego, de su capacidad para crear ritmos y atmósferas y de la facilidad para meterse al público en el bolsillo con su desparpajo y humor. Hace unos días aquí mismo hacíamos una entrevista en exclusiva a Rafael Berrio, a colación de su nuevo trabajo Diarios y le preguntábamos por ese proyecto, medio improvisado, que había hecho con la eibarresa, llamado Phantasma.

Marcado en rojo en la agenda del Kafe Antzokia, ni la lluvia, ni que fuese entre semana nos detuvo para ver este espectáculo, performance, recital, concierto, lo que se quiera llamar. De primeras nos sorprendía todo el Antzoki con sillas y un escenario con paneles negros y dos sillas únicamente. Una puesta en escena sencilla pero elegante. Pasemos por alto que el evento empezó más de media hora tarde.

Salieron los dos autores,cada uno por un lado, de estricto negro y semblante serio. Comenzó Maite a chocar el arco contra las cuerdas, en una especie de mantra musical y a su vez Rafael Berrio empezó a recitar sobre si la razón la tenía Emile Ciorán o Walt Disney. Pronto la música creada a base de loops y capas de Mursego y la característica voz de Berrio se asentaron en un Kafe Antzokia llena de amiguitos, algunos de los cuales no se calló en todo el recital.

Foto: Artaburu
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A la música y voz se le unían imágenes de ellos proyectadas en los paneles. Loops visuales de ellos posando. Quizás, por poner un punto negativo, un tanto repetitivos ya que, con lo bien que quedaba el invento, el efecto no fue explotado excesivamente y se repetían una y otra vez las mismas imágenes.

Berrio con una guitarra eléctrica daba el toque eléctrico a los poemas, en euskera, de Maite que estuvo excesivamente seria durante la hora y media de espectáculo. Con lo divertida que suele ser… Los textos derivaban entre la cotidianidad y la filosofía, marca de la casa de Berrio y los pasajes del cello nos llevaron a lugares con un cierto aroma decadente, casi gótico.

Foto: Artaburu
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En definitiva un espectáculo único e irrepetible, un divertimento que, esperemos, se haya registrado para sacarlo en DVD o algo así, aunque solo quede como curiosidad de lo que una vez fue. En algún sitio leí que lo del Antzoki sería la última vez que se representaría Phantasma. Esperemos que no.


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