¿Han probado alguna vez a adquirir un periódico (sea cual sea) un domingo, a las 11 de la mañana, cuando éste viene acompañado de un regalo, por muy ridÃculo que éste sea (fósiles, bandejas, láminas…)?, ¿no? Pues yo les recomendarÃa que no lo intenten. Vivimos en un paÃs de gorrones en el que todo aquello que lleve la etiqueta gratis vuela a la mÃnima.
El pasado sábado 16 de febrero, en la sala Kafe Antzoki de Bilbao, se celebró el bolo de los neoyorkinos Nada Surf al que, quien abajo firma, acudió, como buen poblador de este estado, paÃs o como quieran llamarlo, por la face o, mejor dicho, a cambio de estas lÃneas que ahora mismo se encuentran leyendo en La Furgoneta Azul (nombre que, por cierto, sorprendió extrañamente al simpatiquÃsimo y amabilÃsimo responsable dispensador de tickets, invitaciones y acreditaciones del Antzoki, hasta tal punto que el salao de él, en un correctÃsimo euskara batua – tras ser inquirido en un también magnÃfico castellano por mi parte -, casi no me deja entrar hasta que hubo comprobado en su zerrenda que el ridÃculo nombre de esta santa web realmente existe)
Al acercarnos (fui acompañado por otra persona que también acudió por la patilla, claro está) al garito en cuestión, comprobamos que dos gigantescas colas se agolpaban en torno a la entrada del recinto. Ella, tras visionar esta situación, se preguntó en voz alta: «Vaya éxito el de los Nada Surf, ¿no?».
Hace dos domingos me pateé varios kioskos de mi pueblo en busca de El PaÃs, sin darme cuenta que ese dÃa regalaban con él Ciudadano Kane, la mÃtica peli de Orson Welles. Ante los infructuosos resultados derivados de mi búsqueda, me imaginé a los compradores habituales de ABC o El Mundo cediendo ese domingo a los encantos (gratuitos) del periódico del grupo Prisa, tirando la amalgama de hojas del diario y llevándose a casa el film de Welles, jodiendo, a su vez, a lectores cotidianos Con tales pensamientos regresé a mi kioskera habitual, Lourdes…
– «Cariño» – respondà – «Â¿no sabes que hoy, con la entrada al bolo de Nada Surf, regalan su último trabajo ‘Lucky’ «?
Esa es la verdadera razón de que el Antzoki se pusiese a reventar el pasado sábado. Esa era la verdadera razón de que hubiera caras de angustia entre los abnegados aficionados que esperaban con impaciencia en la interminable fila que aún quedara alguna entrada en la taquilla dirigida con mano de hierro por nuestro querido interventor euskaldún.
– Pero, Lourdes, – exclamé a mi kioskera habitual -, sabes que yo te compro este periódico casi a diario. PodÃas haberte acordado de mÃ. ¡Joder con los regalitos de los…!
Hace unos años recuerdo haber visto a Nada Surf en el Antzoki (cuando eclosionaron con Popular) y el aforo de la sala era la mitad del gentÃo que la de esta ocasión. Todos y todas portando su inmaculado CD, fantaseando incluso en obtener algún autógrafo en él de Lorca o del señor Caws. Todos con el regalo y a punto de tirar el resto del periódico.
Bueno, para ser honrados, hay que reconocer que entre la ingente y agobiante (jo, lo siento, pero tras el bolo de los Nada Surf me he sentido muy identificado con las palabras de César Estabiel en Música en la Mochila) masa asistente al directo de los neoyorkinos, se hallaba una importante legión de fans que coreaban todos y cada uno de sus temas, unos chicos y chicas que se leyeron el periódico de Nada Surf de Pé a Pá.
Pero conocà a unos cuantos que sólo esperaban Popular o que sólo corearon Always Love o Blankest Year (arengados además desde las tablas a repetir el sonoro Fucking del tema en cuestión) e incluso a otras que se marcharon bastante antes de que terminara el bolo. Cogieron la manta del Athletic y dejaron sin periódico a un lector habitual del mismo.
Por lo demás, y si les interesa mi percepción sobre lo estrictamente musical de esta jornada, Nada Surf no conectaron en ningún momento con este humilde escribano. Su directo fue correcto, sÃ, pero, en mi opinión, excesivamente trufado por esos medios tiempos que se han convertido en marca de la casa en sus últimos trabajos (y les habla un gran fan de Teenage Fanclub, banda a la que los yankees estos cada dÃa se parecen más cuando le pegan al palo lentorro), hecho por el que, si no eres un seguidor de la banda (como es el caso) hizo que, sumado al agobio de la gente, me llevara a mirar en demasiadas ocasiones mi reloj de pulsera.
Perfectamente olvidable, qué quieren que les diga. Y para más inri, además de no gustarme el periódico, yo no tuve regalo.
– Bueno, Lourdes – comencé a despedirme – ya que no puedo comprar el diario, lo leeré en su edición digital, aunque, sinceramente, no es lo mismo.
Bueno amigos, aquà acaba esta rocambolesca crónica del concierto de los Nada Surf del pasado sábado. Voy a ver si escucho el ‘Lucky’ en digital y desde el ordenador que, seguro, no es lo mismo que lo vivido en el Antzoki, para bien o para mal.
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