No. No es que haya tenido el privilegio de entrevistar tête-à -tête a uno de mis más idolatrados escritores contemporáneos como es Nik Hornby. No. Pero sà tuve la suerte de poder acudir ayer a la tarde a uno de los – para mà – eventos más importantes en la edición de este año del interesante certamen ‘La Risa de Bilbao’. El acto en cuestión fue la entrevista que otro de mis más admirados autores, Kiko Amat, realizó a Hornby durante algo más de una hora ante una bastante llena Sala BBK y en la que se habló de literatura, claro, de música pop, por supuesto, de nuevas tecnologÃas, incluso, y de fútbol, un poco.
Una charla entre dos escritores en la que el catalán se confesaba influenciado por la obra del inglés y éste, a su vez, por la de la columnista Ann Tyler. Un triángulo en el que ellos admitÃan algo asà como que cada uno querÃa escribir como el otro o la otra, no sé si me explico. Y a fe que, cada uno luego, eso sÃ, desde su terreno, lo ha conseguido, combinando historias personales, sentimentales, escribiendo de filias, fobias y obsesiones en personas normales (asÃ, con sus tres sÃlabas), personas con fracasos personales, personas atractivas, precisamente, por esas caÃdas… Nick Hornby, en este sentido, lo expuso meridianamente claro pensando en sus personajes encajados o explicados en un evento que lleva por tÃtulo ‘La Risa de Bilbao’: «El fracaso es más divertido que el éxito».
Precisamente, buscando las cosquillas de Hornby, tratando de averiguar si el británico admitÃa algún fracaso divertido en alguna de sus novelas, Amat le propuso un juego; apoyándose en una pizarra, el barcelonés le iba pidiendo una nota de 0 a 10 de cada uno de sus tÃtulos. Y, amigos, la nota más alta fue un 5,5 y la más baja un 4,5. ¡Joder, que le puso un 5 a ‘Alta Fidelidad’! ¡WTF! Vale, el bueno de Hornby trató de explicar estas calificaciones con frases muy de escritor, para qué engañarnos, rollo «de esta forma, consigo dejar margen para mejorar» o «aún no he conseguido lo que quiero».
Justo a partir de ahÃ, la conversación giró a un tono muy profesional, muy de gremio de escritor, en la que el autor de ‘En Picado‘ comentaba, por ejemplo, la influencia de la edad a la hora de escribir. AsÃ, Hornby admitÃa que cuando realizó dos de sus obras más celebradas, ‘Fiebre en las Gradas’ y ‘Alta Fidelidad’, estaba «aterrado» ante la incertidumbre de no saber dar fin a ambas novelas. Luego, con el tiempo, esa seguridad se adquiere pero, al mismo tiempo, se pierde la capacidad de concentración, si bien esta pérdida también la asocia a la presencia tecnológica constante en nuestras vidas como poderoso distractor lo que le llevó también a referirse a las redes sociales, de las que no es que reniegue pero de las que tampoco quiere formar parte.
Y ya, por fin, habituales lectores de LFA, antes de huyáis despavoridos, tenÃa que llegar. Obviamente, en una conversación entre Kiko Amat y Nick Hornby, la música tenÃa que jugar un papel importante. Y, efectivamente, asà fue. El tema arrancó con el lloro de ambos escritores por el hecho de que, en la actualidad, ya no se puede juzgar a una persona por los discos que tiene, más que nada, porque la gente ya no compra discos. Hornby, incluso, se mostraba afligido porque antes, la colección de discos de alguien, podÃa servir como criterio para decidir si irte a la cama o no con esa persona. Como ven, muy ‘Alta Fidelidad’ todo. Intentando mantener el tono de la charla como si ésta se desarrollara en la tienda de Rob Fleming, el prota de ‘Alta Fidelidad’, Amat trataba de picar al inglés proponiéndole que expusiera discos favoritos, pero éste, de forma muy torera, salÃa del lance reivindicando el relativismo en la música pop y haciendo una defensa vehemente de la simplicidad musical como camino hacia la complejidad, renegando, con todo del camino contrario, esto es, de los artistas que buscan ser complejos desde el principio.
Y por último, una vez se ha hablado de literatura y de música, falta la tercera pata del triunvirato temático que se suele asociar a Hornby: el fútbol, temática de la que Kiko se confesó auténtico ignorante pero que, entendÃa, debÃa sacar a la mesa. Y cuando lo hizo, se produjo, en mi opinión, uno de los momentos más simpáticos del acto: el acérrimo hincha del Arsenal de apellido Hornby pidió disculpas al público ya que iba a consultar su teléfono móvil para saber cómo iba su equipo que, en esos momentos, estaba enfrentándose al Nápoles en Liga de Campeones. Su rostro se tornó feliz al comprobar que los Gunners ya mandaban en el marcador.
Tras hora y pico después, la charla llegó a su fin. Nick Horby se llevó una camiseta del Athletic con su nombre y él y Kiko Amat una cálida ovación. Es posible que en esta pseudocrónica me haya dejado muchos temas u otras citas o declaraciones del protagonista de la tarde-noche, por lo que estarÃa encantado que vosotras o vosotros me lo recordaseis en el espacio destinado a los comentarios de ahà abajo. A mà sólo me queda seguir recomendando encarecidamente los libros tanto de Nick como de Kiko y seguir regodeándome en el recuerdo de esta charla a la que tuve el privilegio de asistir.
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