El pasado jueves 8 de noviembre los astros debieron conjuntarse, y conjurar una suerte de regalo musical que produjese el milagro. Noche de blues y soul. Y de muchos quilates. Dos conciertos en dos salas distintas, separadas por apenas 4 calles. la primera cita fue en la sala BBK de la Gran VÃa bilbaÃna y era con un viejo conocido, una asignatura pendiente en esto de los conciertos, esto es, Robben Ford.
El californiano es uno de los guitarristas más respetados dentro del negocio. Ha tocado con los grandes convirtiéndose, casi sin darse cuenta, en uno de ellos. Factura un blues-rock virtuoso, sin florituras y con el alarde justo, sin empalagar, jugando a des-tocar los des-acordes bien des-medidos, porque lo difÃcil es vaciar el ambiente de sonidos cuando se toca (sé que queda muy raro esto que acabo de escribir, pero es una experiencia que se siente cuando se le ve en directo).
No fue un concierto de presentación de disco, si bien su último trabajo tiene 5 años, aunque adelantó un par de temas de lo que será su disco de 2013. Rock, blues, música de gran valor en formato trÃo (le acompañaba un contrabajo eléctrico y una baterÃa) que facturaron algo menos de dos horas brillantes, sin faltar ni sobrar una coma.
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