Lo que me gusta de acudir a conciertos es que, por muchos que vea, mantengo casi intacta la capacidad para sorprenderme, y he descubierto que disfruto rompiendo mis esquemas a diario. Normalmente cuando vas a un concierto, sabes que te puedes encontrar más o menos. A veces te sorprende la puesta en escena, el repertorio elegido, incluso la gente del público (aún recuerdo las amas de casa viendo a Lagartija Nick en su gira más bestia, la de Val Del Omar).
Antes que nada tengo que reconocer que no soy un gran conocedor de la obra de Carlos Goñi, aunque siempre ha habido casettes o cd´s grabados por casa (es lo que tiene el domicilio conyugal). «Joder qué moñas«, «Vaya mariconazo» «Qué chapas«, eran las atentas y delicadas palabras que desde mi «tolerante» y dialogante talante le dedicaba a cada una de las canciones que sonaban de él en casa.
Pero tuve ocasión de verle en directo hace unos años en la plaza de toros de Bilbao, con mi buen amigo Jaet32, recuerdo que teloneado por Quique González (otro flojeras que con el tiempo he aprendido a valorar muy positivamente) y mi opinión cambió; «Coño!, pues no es tan malo». Pero pasó el tiempo y no volvà a acercarme a él, hasta que en 2008 sacó su notable «21 gramos» y fui de nuevo (esta vez en parejitas) a verle y…. «joder, qué bueno es». Y luego otra vez….
Éste año ha sacado el que para mà es su mejor album «Argán«, grabado en Marrakech,pero no como pastiche vendible, sino perfectamente cuidado, de hecho el disco está avalado por una de las personalidades nacionales de referencia (junto a los hermanos Paniagua) en cuanto a músicas del mundo se trata, esto es Luis Delgado, toda una institución en músicas antiguas, sefardÃes, etcétera. Pero ese aroma de té e incienso no ha suavizado, al contrario, las guitarras del bueno de Carlos, firmando quizás su disco más potente. Y llegó la gira. Y toca en teatros. ¡Toma! Esto va a ser muy interesante. «Teniendo en cuenta que en el disco colaboran músicos y cantantes marroquÃes, se traerá a toda la morerÃa al Arriaga, esto va a ser la leche».
Pues bien, nada más alejado de la realidad, ya que la gira es un ejercicio de recogimiento, de contención, en formación de trio (acordeón, guitarra y percusión). La puesta en escena se asemeja a un salón de té árabe, a saber, incienso, humo, lamparas y biombos, telares, alfombras…. Todo muy acogedor. Y como anfitrión un dialogante, sincero y realmente divertido carlos Goñi. Siento cierta simpatÃa por éste tÃo que nos reconoció que cumplÃa 50 años el sabado, quizás porque hay algo en él que me recuerda a mi colega Lucce.
«No he venido de tan lejos para tocar hora y cuarto, asà que os doy unos segundos para que mandéis un msg por si habéis quedado, para decir que vais a llegar tarde». Y es que el concierto duró 2 horas y media que pasaron en un suspiro. «Lo curioso de éstos conciertos es que no sé que voy a tocar, no hay repertorio. Sé que no me creéis, pero es asû. TenÃa un cuaderno con unas 40 canciones y las Ãba eligiendo según la marcha, de hecho les avisaba al resto de la banda con un mÃnimo acorde porque, obviamente, no sabÃan qué venÃa a continuación. Esto hizo del concierto algo especial. Tocó cosas rarÃsimas, incluyendo una versión del bolerazo «Sabor a mû y otra del «Maneras de vivir» de Leño.
Revolver tiene muchos fans (el teatro estaba casi lleno) y muchos detractores. Yo en su defensa diré que es un apasionado de la música y eso se nota en sus conciertos (se empeñó en afinar «especialmente» la guitarra para una canción, llevandole un ratito que tuvo que rellenar hablando), que es un auténtico virtuoso de la guitarra, que tiene un timbre de voz único que solo le pertenece a él (al igual que les ocurre a Serrat, a Bunbury, a Manolo GarcÃa por ejemplo), y que la gira que está presentando es «algo vivo» que cambia dÃa a dÃa (algo que solo he visto en mi adorado Springsteen).
Pero como no puedo acabar la crónica sin detallar las cosas que me incomodaron (uno se está haciendo muy mayor, qué se le va a hacer) comentar que no hubiese estado mal que la mayorÃa del público hubiese sido manco (¿para cuando la abolición de los aplausos «a lo payasos de la tele» en las canciones?), un par de pesaditas que aprovechaban los segundos entre canción y canción para demostrar que son las más graciosas de la oficina y, ejem, esto es lo más divertido, el señor que justo detrás de mÃ, en el anfiteatro, se hizo y se fumó un porro, dando un aroma más marroquà al concierto. Totalmente verÃdico.
Por lo demás, cuando Revolver vuelva, con otro as, otra sorpresa en la recámara, volveré a verle porque, de verdad, sus conciertos son algo especial.
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