En la entrada del Kafe Antzokia habÃa un gran cartel donde ponÃa: sarrerak agortuta!!! (entradas agotadas) y es que parecÃa que nadie se querÃa perder a éste viejo amigo, que cuenta en su discografÃa con dos conciertos registrados en dicha sala. Un viejo amigo que volvÃa con todos los honores y toda su humildad para festejar los 15 años de vida que celebra el Kafe Antzokia. No tenÃa disco nuevo que presentar, su último disco, de 2009, «Haizea Garizumakoa» (Viento de Cuaresma) es para el que escribe ésto uno de los mejores discos grabados ese año, por lo que el concierto ya estaba más que justificado, pero esa noche Ruper Ordorika no querÃa ser el único protagonista, él solo querÃa ser un invitado a una celebración de cumpleaños. Algo que no consiguió. Todos le querÃan ver a él.
Hagamos un poco de historia, Ruper Ordorika nació hace 55 años en Oñati (Guipuzkoa), perteneció a un grupo literario llamado Pott, de donde saldrÃan también Bernardo Atxaga, Joseba Sarrionandia o Jon Juaristi entre otros. Herencia de ese grupo, son sus canciones con un alto contenido poético, y lejos de convertirse en ese cantautor que lloraba por las penas de no poder liberar su tierra, con guitarra española (que curioso) en ristre, desde su primer disco «Hautsi da anphora» (Se ha roto el ánfora) de 1980, ha teñido su música de un folk-rock que le acerca más a sonidos anglosajones y que, de haber usado el castellano o el inglés, sin duda serÃa mucho más conocido. Su discografia cuenta con 15 discos en solitario y alguno más de colaboraciones, como los tres que hizo con el grupo Hiru truku (una de sus canciones la usó Julio Medem en «Tierra«).
Largos papeles de embalar emulando telones de obra de teatro casera como única puesta en escena (sencilla, pero que queda muy bien, la verdad) y 4 músicos; bateria, guitarra, bajo y otro guitarra que también se atreve con la mandolina y el violÃn. El repertorio no solo se centró en su último disco de estudio, sino que fue repasando las grandes glorias del pasado: «Zaindu maite duzun hori«, «Ibaia«, «Egin kontu» «Martin Larralde«, «Hiriak» y muchas más. Por supuesto que en muchas de esas letras habla del problema vasco, imposible obviarlo,pero no desde la rabia ni la pena, sino desde la ironÃa y la necesidad de un cambio de actitud por parte de todos. Algo que suscribo. Y la gente no paraba de decirles: «beste bat, beste bat!» (otra más, otra más!) que les obligó a hacer tres bises, y es que nadie se querÃa ir esa noche. Y la banda se portó.
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