El viernes pasado me dirigà al tan frecuentado Kafe Antzokia para ver por enésima vez a Standstill, la banda catalana que tan bien se lo monta en directo (el pasado año ya hice notar a todo el mundo que su espectáculo «Rooom» habÃa sido lo mejor de los 12 meses). Da igual que te guste o no su pose, digamos, arty, ese halo de intelectualidad gafapasta (empiezo a odiar ése término), y que no entres en las letras de tinte costumbrista (Enric Montefusco debe ir con una libreta en la mano para convertir sus conversaciones con amigos en letras de canciones), lo que el quinteto hace en directo no se ve todos los dÃas. Da igual que presenten por segunda vez en la sala el mismo disco (excelente «Adelante Bonaparte«), que prescindan de su primera etapa (más hardcore y en inglés), o que el regusto de sus temas sea más bien tristón, repito, lo que hacen en directo no se ve todos los dÃas.
Bandas hay muchas, buenas, regulares y peores, y directos poco más o menos lo mismo, pero la comunión que se vivió en la sala bilbaÃna el otro dÃa nunca lo habÃa vivido, al menos en aquel escenario. Es cierto que en alguna canción hubo murmullos entre la gente, pero las ovaciones, fueron constantes y la banda sonó potente, y cálida, ruidosa e intimista, como sus canciones. Era la cuarta vez que les veÃa en directo y sonaban más potentes, más «banda» que nunca. La voz de Montefusco es de una personalidad única, y las composiciones, letras y demás hacen del repertorio algo especial, diferente, digno de ver, una y otra vez. Vinieron sin las pantallas-paredes de su Rooom, pero no hizo falta, las cambiaron por un ruido y una furia de tintes guerreros.
No asà los integrantes de Standstill que huyen de esa pose indie-apático, siendo majetes, humildes hasta el punto de reconocer, en el segundo bis, que no podÃan tocar más canciones porque no tenÃan más canciones ensayadas. No se esperaban la respuesta de público bilbaÃno. «Creo que es la primera vez en 15 años que vamos a repetir una canción ¿Cual queréis que toquemos? Pero tiene que ser una que hayamos tocado hoy». Después de unos minutos realmente graciosos, no diré que ridÃculos, fue «La mirada de los mil metros» la que cerró el concierto que, después de hora y tres cuartos seguÃa dejando con ganas a la gente. Nos emplazaron a la próxima gira con el próximo disco, esperamos que no tarden mucho. Y que la próxima vez tengan más canciones ensayadas. Aún asà el concierto rozó el 10.
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