Hay festivales, recintos, lugares a los que le guardo especial cariño y acudo muy gustosamente siempre que puedo. Adoro entrar por las puertas del Kafe Antzokia, que es como entrar en casa, me encanta Mendizorroza, cuando anualmente, en verano, me acerco para escuchar jazz, un poco más abajo que esa gran campa (Mendizabala) donde se celebra el que es quizás el festival más divertido de la zona norte, esto es el Azkena Rock Festival, y últimamente he descubierto la sala, quizás, con mejor acústica de Bilbao, la sala BBK de la Gran Via. Pero hay un festival al que guardo especial cariño, quizás porque soy medio riojano y buena parte de mi familia vive en Logroño, quizás porque se celebra los primeros dÃas de Enero, en lo que se me antoja una manera estupenda de alargar las fiestas, pero sobretodo, porque es un festival que respira cultura por cada poro de su piel. Por supuesto que hablo del Festival Actual, del que llegan preocupantes noticias ultimamente, y es que, a dÃa de hoy, se mantiene eso de que en 2013 no se celebrará. Esperemos que sea un burdo rumor.
Recuerdo el primer año que fui al Actual, recuerdo ver a Manta Ray, Los Planetas entre otros grupos locales. Y desde entonces casi siempre he acudido al menos un dÃa a ver algo. Franco Battiato, Pastora, Bunbury, Emir Kusturica & No smoking orchestra, Rachid Taha, Fundación Tony Manero, Pietra Montecorvino, Benjamin Biolay, Vetusta Morla, Joe Bataan, Eli «Paperboy» Reed, Arizona Baby….. Y siempre con muy buen sabor de boca. Pero el festival no es solo música, el catálogo de pelÃculas y actividades extramusicales es de vértigo. Allà descubrà «Las tortugas también vuelan», «Perduto amor», «Old Boy»….
Asà que cuando và que éste año se acercaba una de mis asignaturas pendientes, Lori Meyers, no lo dudé y pronto montamos una excursión Barakaldo-Logroño en toda regla. Era la noche de reyes, pero eso no fue óbice para que adentrásemos en las entrañas iluminadas del municipio y nos acercásemos a la «tan laureada» calle Laurel, centro neurálgico del pincho-poteo, uno de los pocos deportes que practico sin pesar. Pero habÃamos ido a escuchar música y pronto nos redireccionamos al Palacio de Deportes.
Con el precio de la entrada congelado, y no solo por el frÃo, incluso más barato que otros años, aquella noche tenÃamos como entrante a The New Raemon, unos recién descubiertos por mÃ, curiosos, poperos, con ese halo a lo Brincos que tanto me gusta. Presentaron su último larga duración «Libre asociación«, disco interesante, que ha supuesto un cambio considerable en su estilo, algo que quedó demostrado ya que los momentos más celebrados fueron sus revisitaciones de «A propósito de Garfunkel» o de «La dimensión desconocida» por poner unos ejemplos. Buen concierto, pero cortito.
Los segundos de la noche fueron los granaÃnos Lori Meyers,que fueron desgranando sus temas más conocidos a lo largo de la insuficiente hora que duró el concierto. Muchas del último, su correctito y, para mÃ, indigno «Cuando el destino nos alcance«, y muy pocas del que para mà es su mejor disco «Hostal Pimodán«. La gente vibró (vibramos) con «Luces de neón«, «Dilema» y nos quedamos con ganas de mucho más, de más tiempo, de más canciones, y de más volumen. Aún asà conciertazo.
Y llegaron los para mà totalmente indiferentes The Pains of Being Pure at Heart. Lo siento, no soy objetivo (nadie me ha pedido que lo sea ¿no?) pero es que TPOBPAH me parece el enésimo grupillo de pop monótono, con reminiscencias de Smiths, aunque ahora mole más hablar de shoegaze y My Bloody Valentine y demás. Muy bien, pero me aburrieron soberanamente. Además el volumen seguÃa siendo muy bajo, algo que me impidió entrar en el concierto. Eso sÃ, a la gente pareció gustarle, con lo que supongo que lo hicieron bien.
Noche entre buenos amigos, en un lugar que es mi segunda casa, y escuchando buena música, No creo que haya mejor manera de empezar el «gran año de la crisis» ¿No?
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