Me toca a mi continuar la crónica del Bilbao BBK Live en el punto en el que la dejo lucce, aunque poco más puedo aportar de ese dÃa, aguantamos el resto de los que subimos hasta que empezó el concierto de Standard, pero estábamos totalmente derrotados y habiéndoles ya visto en varias ocasiones, y sabiendo que les volveremos a ver en el Ebrovisión de este año, la ocasión se presentaba propicia para volver a casa y recuperar fuerzas para la jornada siguiente (que nos iban a hacer falta).
Allà subimos el sábado cuando quedaba ya poco para las siete de la tarde en una jornada gris y sonando de fondo los últimos temas de The Pigeon Detectives, una pena no haber llegado antes, pues Matt Bowman era un autentico ciclón sobre el escenario, pero mi compañÃa no era muy proclive a llegar a esas horas y prefirió sacrificarles en su mayor parte.
Nos dirigimos pues a ver a The Sunday Drivers, la cantidad de gente que allà nos dimos cita en esos momentos de la tarde, me hizo pensar por un momento que el concierto de REM iba a estar mucho más masificado que el de el dÃa anterior, pero ni por asomo, como ya os contaré. Total que también a los toledanos han sido unas cuantas veces las que les he disfrutado en directo, y aunque nunca defraudan, no creo que los escenarios tan grandes ni los espacios abiertos sean su hábitat natural, su corrección fue un buen comienzo de tarde musical, aunque con ellos también hizo acto de presencia el txirimiri, y gracias a que uno de nosotros tuvo la feliz idea de comprar unos ponchos de plástico antes de subir, porque sino, posiblemente estas lineas las estarÃa escribiendo desde la cama, con un resfriado espectacular.
Nos saltamos a The Fratellis, para comernos un bocadillo y ver la pasarela BBK en la que se convirtió Kobetamendi, cantidad de gente arrancando los plásticos publicitarios de la entidad bancaria para hacerse improvisados ponchos, impermeables y gorros de los más variopintos, habÃa que ver las autenticas virgerÃas que hizo la gente con un trozo de plástico y algo de cinta adhesiva.
Le tocaba el turno a Lenny Kravitz, y entre que no soy muy seguidor suyo y el mal humor que se me estaba poniendo con la lluvia el barro que empezaba a aflorar bajo nuestros pies, estuve debatiéndome todo el concierto entre mandar todo a tomar por saco y bajarme a casa o quedarme definitivamente y jugarme el todo por el todo por si paraba, ya que quedarse a ver a R.E.M. implicaba aguantar un buen rato más para no esperar colas en los autobuses. Eso si, habÃa una gran cantidad de gente viendo el directo, aunque nosotros nos retiramos un poco antes de que acabase para coger un sitio al resguardo de la carpa Vodafone y esperar «tranquilamente» al comienzo del concierto de R.E.M.
Entre medias pudimos disfrutar de las pruebas de sonido de The Blows, que consiguieron levantar la expectación de la gente y creo que les sirvió para que muchos de los presentes en esos momentos decidiesen quedarse hasta última hora para ver lo que eran capaces de dar de si, y entre ellos un servidor, pues la balanza acabo decantándose para el lado de quedarme gracias a los vigueses.
Decidimos pues conseguir un buen sitio para ver a R.E.M. con dos nuevos compañeros en el grupo, y viendo que el piso ya empezaba a estar impracticable, nos acomodamos en una zona todavÃa poco pisada y que aún no habÃa mutado en lodazal, alejados un poco de la marea humana que ocupaba el espacio entre el escenario y la torre de control, porque por detrás de ella, se estaba bastante relajado, con mucha (muchÃsima) menos gente que el dÃa anterior con The Police. Comenzó el concierto y la primera sorpresa es la espectacular manufactura, casi sacada de un DVD musical previamente editado, de las imágenes en directo que de la banda se mostraban a través de las pantallas gigantes, mientras Michael Stipe hacia disfrutar a los incondicionales como nunca. Un concierto en el que repasaron su último trabajo casi de pe a pa, sin olvidarse como no de los hits que les convirtieron en lo que son ahora. El menda, que no es un incondicional del grupo, y ni siquiera esta cerca de serlo, disfrutó de su buen hacer sobre el escenario, boto con los clásicos y se sintió desconectado, como si estuviese viendo un dvd musical (seguramente «ayudado» por la realización de la imágenes en las pantallas gigantes) durante el resto del concierto. Un concierto que no ayudó a que me olvidase de la climatologÃa, aunque si llego a animarme lo suficiente como para disfrutar de lo que quedaba de velada.
Era el momento entonces de The Prodigy, y en una excursión al servicio ya habÃamos divisado el sitio desde el que poder disfrutar del concierto, en uno de los laterales aun quedaba algo de cesped sano, y desde allÃ, muy a pesar de uno de mis acompañantes, bailamos y nos olvidamos por un momento de la lluvia, que no habÃa parado en ningún momento, y que por instantes durante este concierto estuvo más cercana de la tormenta que del txirimiri. He de decir que disfrutamos, y mucho, del concierto, pero que la sensación de estar escuchando una y otra vez la misma canción no se fue en ningún momento del mismo.
Y si a esas alturas de la noche aún estaba en Kobetamendi ya os he dicho que era por The Blows. A los de Vigo ya les tuve la ocasión de ver en la fiesta de presentación de BI FM, y sabÃa de lo que eran capaces, y la verdad es que no defraudaron, y sus guitarras nos hicieron vibrar y saltar, consiguiendo, ya bajo techo, hacerme disfrutar plenamente al menos de uno de los conciertos programados para esta jornada. Para mÃ, el concierto del dÃa.
Después de los vigueses, llegaba la hora de los platos de Optigan1, y hay que reconocer que sabe lo que se hace, supo interpretar con maestrÃa lo que el publico de la carpa demandada, y con el bailamos hasta que las piernas dijeron basta, y antes de que su sesión acabase, decidimos coger el camino de vuelta, no sin antes tener un susto previo en forma de resbalón que apunto estuvo de convertirme en estatua de terracota, y que conseguà librar por los pelos.
Al dÃa siguiente el recuerdo del lodazal en que se convirtió Koberamendi la noche anterior influyó de manera decisiva en la decisión final de no subir al festival, eso y que al dÃa siguiente por la mañana habÃa que trabajar. Aunque claro, no sin antes encargar la crónica de la jornada dominical a ese editor esporádico de este blog que es Krapolis.
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