Haciendo el indie, Los Claveles + Los Punsetes

Los Punsetes

Esto de pasarse al gafapastismo teñido de independencia (ja ja) te lleva a lugares insospechados, si no no me explico como acabé en un garito prefabricado de perritos, a su vez, tambien prefabricados, a las tantas, junto a una serie de personas a las que no conocía, pero que debían ser la enésima esperanza blanca del sonido más alternativo nacional. Pero vamos por partes, que esto es el final y ya han pasado varias horas.

La sala donde se iba a celebrar el esperadísimo concierto de Los Punsetes (grupo que de la noche a la mañana se ha convertido en un must gafapasta, y nerd, para que nos vamos a engañar) era la sala Azkena, quizás el peor lugar para celebrar un concierto, y es que estoy seguro que en cualquier «Bar Pepe» sonaría mejor un bolo, pero bueno, es lo que hay, Bilbao es un pueblo, no vamos a quejarnos demasiado, que contentos deberíamos estar con el hecho de que, de vez en cuando venga Joe Crepusculo y alguna que otra luminaria de la nueva música para enseñarnos que aparte de la alboka y la trikitixa hay otros instrumentos.

El caso es que ese día yo me encontraba especialmente abierto a nuevas sensaciones, al igual que las otras ¿30? ¿40? personas que se acercaron al estrechito-pero-largo bar bilbaíno. Yo llevaba ya un gin tonic y un par de heineken (nunca sabes cuando puedes necesitar estar brillante) y la conversación con mi partenaire parecía pacífica (¡bien!). Yo no conocía casi nada de Los Punsetes, y nada completamente de los teloneros, unos tal Los Claveles. «Joder que nombre se han puesto«. Y aquello, como es costumbre en dicho bar, empezó con más de una hora de retraso.

Salieron los teloneros, 4 chicos con pintas más normalitas que las de muchos del público, y empezaron a facturar un sonido que se deslizaba entre el ochenterismo bien entendido (nada de teclados ni baterias hexagonales) y es que parecía un grupo recién salido del programa de la Chamorro, unos jovenes que hace veintipico años se hubiesen comido mucho más de lo que se van a comer ahora, y es una lástima porque sonaron muy bien. Presentaron sus dos eps y en media hora ya estaban tomando cervezas en el camerino, seguramente mirando con temor a Ariadna, la cantante de los que iban a salir a continuación.

Y empezó la hora (exactamente eso, la hora) de Los Punsetes y junto a los músicos apareció, como si Velázquez hubiese trabajado para la Rockdelux, una menina gótica con ojos de «si te ríes te mato» que empezó a canturrear mecánicamente las letras en exceso negativas, de sus dos lps. Decir que no se movía es poco, daba mal rollo mirarla estática como, como eso, una menina que te mira desde el lienzo diciéndote que con ella tienes bastante y que le den por culo a tus amigos. Una propuesta arriesgada pero eficaz, lo que pasa es que el esfuerzo de no moverte hace que solo puedas tocar una hora. Así que horita y media clavada entre los dos grupos, bueno no está mal, para compensar las 3 horas de Sting.

Lo de como acabé en la tienda de perritos lo dejaré para mis memorias, que esto lo leéis gratis y tampoco es plan.


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Comentarios

4 respuestas a «Haciendo el indie, Los Claveles + Los Punsetes»

  1. Avatar de Koala
    Koala

    Planazo. Repito.

  2. Avatar de le petros
    le petros

    me gustan, pero también es cierto que no les acabo de pillar de todo el punto rarete que llevan

  3. Avatar de Patrullero
    Patrullero

    Los Claveles a mi me parecen un grupazo, sinceramente.
    Los Punsetes me gustan mucho, y es un poco ingenuo hablar de «grupo que de la noche a la mañana se ha convertido en un must gafapasta, y nerd» pero claro, hay que tener en cuenta que ultimamente el nivel que hay en bilbao (es triste ver el poco movimiento que hay) hace que el lehendakari estubiera mas centrado musicalmente que mucho publico local.
    Al final propuestas como las de Unodos son un tesoro para el ocio de Bilbao.

  4. […] a escena Los Punsetes, y a pesar de estar prevenido de la inmovilidad de Ari sobre las tablas, su propuesta no dejó de inquietarme, y estoy seguro de que más de la mitad del público estuvo […]

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