Los Punsetes y Javiera Mena salieron victoriosos de la Fever

Hace poco que volví a esto de la música en directo, y fue con un sabor bastante agridulce, no elegí bien el concierto para mi regreso, y una más que notable cita con The New Raemon y Nacho Vegas no consiguió arrancar de mi más que el suficiente raspado.

El de este pasado sábado de Los Punsetes y Javiera Mena, sin embargo, si consiguió sacar nota, y eso que la situación inicial era la misma, un grupo al que tenía muchas ganas de ver (Los Punsetes) y otro al que a pesar de leerle buenas críticas nunca le había dedicado tiempo en mis reproductores.

Me sorprendió que ante lo apetecible de la jornada, allí solo nos diésemos cita alrededor de entre 150 y 200 personas, más cerca de la primera que de la segunda cifra, pero es que la agenda empieza a estar muy apretada en los alrededores de la capital vizcaína, y por mucho que los estiremos, los presupuestos no están para tanto concierto.

Saltaron a escena Los Punsetes, y a pesar de estar prevenido de la inmovilidad de Ari sobre las tablas, su propuesta no dejó de inquietarme, y estoy seguro de que más de la mitad del público estuvo convencido de que le miraba a ellos fijamente y se vieron obligados a cambiar la mirada en más de una ocasión (¿o acaso era a mi solo?). La propuesta le va como anillo al dedo a la música del grupo, sobre todo a sus tristes y negativas letras, y entre la amplia presentación de las canciones de su nuevo disco, «Una Montaña es una Montaña», y el repaso a los hits de los dos anteriores, completaron un bolo remarcable, que definitivamente me reconcilió con la música en directo.

Era la hora de Javiera Mena, de la que como he dicho, nada me había documentado, de hecho me sorprendió la juventud de la misma. Y a pesar de que como siga con su apretada agenda va a poder competir con Love of Lesbian o Vetusta Morla en número de conciertos al año, a ella, sobre el escenario, se la sigue viendo un tanto ingenua, en el buen sentido, como si de uno de sus primeros concierto se tratase, muy alocada y dejándose llevar, y esa euforia la traslada al público, que desde el minuto uno es incapaz de quedarse quieto, y solo cuando bajo el ritmo de su música, y se puso más íntima y «seria», la conexión con el público se hizo más debil, y hubo de subir de nuevo la velocidad para que los murmullos cesasen y las miradas volviesen a centrarse en ella. Con su concierto, Javiera Mena nos confirma que está aquí para quedarse, que aspira al trono que han dejado libre Fangoria (yo no dudo que lo va a conseguir).

Con la bolsa y el disco cortesía de calzados Victoria, patrocinadora del evento, bajo el brazo, partí para casa pensando en cual será el próximo concierto al que asista, y es que ya no voy a poder esperar al Bilbao BBK Live.

Mi nombre es JaeT32… y soy adicto.