El texto o textos que van a encontrar a continuación conforman una crónica hecha a tres bandas por tres de los colaboradores de LFA que acudieron a tres conciertos distintos en la misma fecha, el pasado viernes, 12 de noviembre. Tres visiones distintas de tres artistas o grupos de artistas distintos, intercaladas en una sola. La magia furgonetera, amigos…
Largas colas para entrar a la Fever provocadas porque, al parecer, al entrar a la sala bilbaÃna, te canjeaban tu entrada por una pulserita con un código que, según nos dicen, permite acceder a una serie de premios; seguimos y un tipo armado con una cámara réflex nos invita a posar delante de un Photocall como si fuésemos estrellas del papel couché; la siguiente parada de este circo es una amabilÃsima señorita que nos proporciona un ticket para que consumamos, por la patilla, un pelotazo de Jack Daniel’s mezclado con el refresco que queramos; y acabando este carrusel, otra pizpireta señorita se sube a las tablas del escenario y ejerce de speaker para el todavÃa escaso público que puebla la Santana… Pero esto qué es, ¿un concierto de Lori Meyers o una puta fiesta privada del Sabina?
¿Pero esto qué es? ¿un concierto de Sabina o del enésimo grupito indie que por mor de algún dial de intenciones alternativas ha elevado hasta los altares? Bolsos cruzados con chapitas, viejóvenes de coleta cana y barbas progre, mujeres aniñadas para la ocasión, enfundadas en vaqueros, cuyas costuras sufrirán hasta altas horas de la mañana de tan prietas que van, pero sobre todo malotes de barrio lumpen, proyectos de «torete», más cerca del rojoygualda y del Alonso que del Bakunin aquel, ataviados con bombÃn, que es lo que no se deja de vender en los puestecitos de marxandising o merchandengels, a elegir. Esta noche no hay ideologÃas, hoy reinará el amor, traÃdo con alfileres por un bardo de delicada salud eterna. Una noche de amor hetero, homo…Y más de un malote sueña con ver realizado algún amor de lesbiana…
Love of Lesbian viven un momento dulce, no sé cuándo ni cómo han conseguido pasar a ser un grupo que llena allà donde va y eso mismo consiguieron el pasado viernes y previamente el jueves en Bilbao. Tuvieron el honor de reventar el Kafe Antzokia dos dÃas seguidos y eso que hace poco ya se pasaron por la capital vizcaÃna, pero eso nos daba igual, allà estuvimos aguantando la cola de entrada entre heavys camuflados, barbas mal cuidadas y fans de John Boy, para vivir nuestra particular nochevieja de 1999.
Al año 1999 sonaba la banda Reina Republicana, conjunto pamplonés con sabor a Donosti Sound y deudores, sin ningún género de duda, de gente como Le Mans, que se encargaron de endulzar durante media hora el ambiente antes de que los verdaderos protagonistas de la noche, los granadinos Lori Meyers, saliesen a escena vestidos de riguroso negro y prestos a repasar su último disco de estudio, ‘Cuando el Destino nos Alcance‘, un trabajo que ha obtenido disparidad de opiniones: para unos con sabor a vinagre y para otros con olor a Rosas.
Rosa no querÃa perderse a su poeta, apuraba a solas un kalimotxo en vaso de plástico, como aquellos que tomaba en la Semana Grande de 1999, pero en aquella ocasión no le faltaban pretendientes, vestidos de un riguroso negro, como si previesen, muchos años antes el luto actual de ella. Se debatÃa si coger el móvil y mandar un mensaje a Rosendo, el compañero de trabajo. Lo pensó un momento, tenÃa gracia, Rosa y Rosendo, ella romanticona y boba, él un heavy camuflado de barba poco o nada cuidada. Pero a ella siempre le habÃan gustado los desaliñados, como Joaquin, su Sabinadetodalavida, la única persona capaz de congregar en plena crisis a tanta gente de tan diferente ralea a 48 euros (sin consumición) la fiesta. Y sale a escena y está muy mayor y con muy poca voz, como Rosa, y parece triste y solo, como Rosa, pero es parte de un guión, de un papel, el del poeta bohemio y solateras, un papel de perdedor que empieza a no ser creÃble, no como en Rosa, que está pensando, no sin cierta sorna, pero seriamente hacerse lesbiana.
Rosa definitivamente se habÃa hecho lesbiana, bueno ella y cada persona que abarrotada la sala esa noche. Cantó sin cesar cada una de las canciones que esgrimieron durante las más de dos horas que duró el concierto. Ella se preguntaba todo el rato ¿Habré acertado? ¿tenÃa que haber ido a Lori Meyers?, ¿tal vez hoy era la última oportunidad de ver a Sabina en directo?…pero según avanzaba la noche se dio cuenta que estaba en el lugar y momento idóneo para dar rienda suelta a su nueva condición, sobre todo después de ver a alguno de los componentes del grupo en paños menores. Terminado el concierto, salió a la calle con ganas de comerse el universo infinito al que pertenecÃa en ese momento, aunque sabÃa que solo tendrÃa ese momento para disfrutar porque luego todas las noches empezarÃan a ser reversibles.
La noche, que empezó siendo light, se volvió reversible y dio paso a un torrente enérgico y frenético en el que Lori Meyers pusieron patas arriba la Fever. Rescatando hits de sus dos primeros discos y provocando que todos los asistentes que tenÃan dudas respecto a su último trabajo regresaran a casa con el afán de pinchar ese ‘Cuando el Destino nos Alcance’ con otra actitud. Apoteósico concierto con un final espectacular que disipó todas las dudas de este servidor hacia los granadinos y que le llevó a compadecerse de sus dos compañeros de Furgoneta que, en esos mismos instantes, habrÃan acabado de ver a Love of Lesbian y a JoaquÃn Sabina.
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