El pasado martes 3 de julio me acerqué a la sala BBK a ver uno de los dos grandes eventos prehistóricos del dÃa, y es que Mick Taylor se acercaba con sus chicos a la capital el mismo dÃa que la reina del rockabilly hacÃa lo propio en la explanada del Guggenheim. No sé cuanta gente pudo ver a Wanda Jackson, si bien el ex Rolling Stones llenó la sala, aunque no agotó entradas.
Sonriente y majete, también mayor y con bastantes más kilos que sus ex compañeros, salió a escena, acompañado de guitarra, bajo, teclado y bateria. La media de edad del público era elevada, como suele ser común en la serie de conciertos denominados Music Legends, y era innegable que nos esperaba por delante por lo menos 90 minutos de buena música.
Y efectivamente los cinco miembros son unos musicazos, la voz de Taylor me recordó en ocasiones a mi querido Eric Clapton y las partes blues del concierto me encantaron. Pero no solo de blues se alimentó el evento, ya que tuvo una serie de derivas más rockeras (ese rock para «adultos») con punteos, riffs y demás alardes que me aburren sobremanera. Algunos temas duraron excesivamente y el concierto, para mÃ, empezó a perder aire y fuerza a los 40 minutos más o menos, con algún que otro claro, versión de Mayall por aquÃ, clasicazo blues por allá.
Es una lástima que Mick Taylor sea más reconocido como el ex Stone que por su obra, pero también es cierto que este guitarrista, brutal por otro lado, no ofrece la solución al estancamiento del rock. El concierto sin estar mal, fue uno más, de esos que meses después no guardarán más que el recuerdo de «aquel dÃa también tocaba Wanda Jackson, ¿elegà bien?«.
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