Esta semana Edu, integrante del grupo bilbaÃno Radiactivos (del que, en breve, prometo hablar por estos lares), me ha devuelto unos discos que le presté hace unos meses. La verdad sea dicha es que ya no me acordaba de que me faltaban éstos, pero dicha situación me ha empujado a escribir esta liviana entrada (que es viernes y no me quiero poner pesado) simplemente con el afán de encuestar a nuestros lectores y lectoras sobre la vetusta práctica de prestar discos.
Por mi parte, hubo una época en la que en una libreta apuntaba los que iba prestando para no perderles de vista. Evidentemente, esta práctica surgió por el hecho de que muchos de ellos se quedaron por el camino y no volvieron nunca a mis manos.También he de reconocer que, del mismo modo, el que abajo firma aún tiene entre su colección alguna que otra joyita que, sin querer, olvidó devolver a su legÃtimo propietario.
Cuando en la libreta antes mencionada, comprobaba que algunas de mis piezas llevaban demasiado tiempo en poder de otra persona, habÃa que pasar el mal trago de recordarle este hecho. Una incómoda situación en la que tampoco cuentas con la seguridad de que el otro vaya a entender bien lo que le estás diciendo y, por ende, el disco en cuestión siga sin volver a su hogar.
Entrando ya en recordar esos discos que jamás deberÃa haber prestado he de ser sincero y decir que, la verdad, no recuerdo haber extraviado ninguno excesivamente importante. Es decir, probablemente, habré perdido muchos pero dado que no los recuerdo dudo que fueran verdaderas joyas de mi colección. Aunque hecho en falta un disco de los Steampucket que no sé quién lo puede tener…mmmmm…
Sin embargo, entre los pocos que (insisto) sin querer, se quedaron en mi poder, hay trabajos por los que algunos de sus dueños seguro que se habrán tirado de los pelos. Por ejemplo, tengo un disco realizado a medias por Manta Ray y los mÃticos Diabologum, titulado ‘La Última Historia de Seducción’ que, me temo, a dÃa de hoy, será un poco difÃcil de conseguir. Por ello, aquÃ, delante de la concurrencia furgonetera, me comprometo a que, si su dueño me deja un comentario, yo se lo devolveré (a dÃa de hoy no sé ni dónde vive)
En fin, que ahora me gustarÃa que vosotros y vosotras dejarais comentarios al respecto de este tipo de situaciones que seguro que hay un montón de anécdotas alrededor.
Deja una respuesta