Un lustro de vida para el Club FEVER y una noche entera por delante para celebrarlo. El pasado viernes, la mencionada sala bilbaÃna, estaba de cumpleaños y algunos integrantes de LFA acudimos para tirarle de las orejas y desearle que cumpla muchos más. Algunos de estos tripulantes, concretamente yo, tenÃa la sensación de que a quien iba a tener que tirar de las orejas, pero por causas bien diferentes, era a los integrantes de The Charlatans, pero finalmente y gracias al cielo, no fue asÃ. Pero comencemos saludando…
… Hola a Todo el Mundo… fueron los encargados de romper las hostilidades festivas en FEVER, si bien su sonido o su estilo tampoco es que sea para tirar cohetes. Yo era la primera vez que les veÃa y, siendo sinceros, prácticamente la primera vez que les escuchaba. Y la sorpresa fue muy grata. Con un sonido folkie que se acercaba, por momentos, a bandas que me encantan como Vetiver o Mojave 3 y con una querencia multiinstrumentista, hicieron bandera del buen rollo y lograron atraparme durante su poco más de media hora que estuvieron sobre las tablas.
Arengas anti-Spotify aparte (lógicas, por otra parte, viendo el look Greenpeace del frontman), he de reconocer que ahora mismo, mientras pico este texto, estoy tecleando el nombre de Hola a Todo el Mundo en el buscador del popular software musical sueco. Por lo que no, sintiéndolo mucho, a pesar de las reiteradas invitaciones a pasar por el stand de la banda en FEVER, no compré nada de ellos.
Una vez finalizado el bolo de los madrileños, pudimos identificar un montón de caras conocidas entre el público con las que charlar y saludar de forma altiva en el espacio entre concierto y concierto, cuyo interludio musical me pareció, en mi humilde opinión, ridÃculo, teniendo en cuenta que no concibo que se pinche a los propios The Charlatans minutos antes de la salida al escenario de los mancunianos…
Salida a las tablas, todo sea dicho de paso, sin excesivo glamour, sin pomposos efectos especiales, ni intros cinematográficas… The Charlatanas son perros viejos que, como mercenarios estadounidenses en Panamá en los 80, vienen disparan, preguntan y se van… Aunque, eso sÃ, hubo un detalle que mis ojos y mi cerebro no pueden (ni podrán) olvidar en la vida: el pedazo pelucón de Tim Burgess. Impresionante. Será su pelo natural, pero no lo parece y da miedo, mucho miedo… y… ¿se ha operado los labios?
En fin, volvamos a lo que nos interesa, si es que alguna vez quisimos estar ahÃ. The Charlatans comenzaron arrolladores, arrancando los aplausos del respetable con la interpretación de algunos hits de su época dorada; ahà quedaron gemas como ‘Can’t get out of bed’, ‘Tellin’ stories‘ o ‘One to another‘, que definÃ, en mis tweets on live, como éxtasis.
‘My foolish pride‘, segundo single del nuevo disco, sirvió para introducir algunos de los temas del mismo, asà como para que Burgess (con unos movimientos, supuestamente de baile, que parecÃan simular el movimiento de una batidora gigante) y compañÃa, atravesaran un tramo de concierto de transición (nada aburrido, no se confundan) para llegar a los dos temas finales con dos de sus himnos más reconocibles y más celebrados por parte de los seguidores: ‘The Only One I Know‘ y ‘North Country Boy‘.
Los que nos temÃamos lo peor antes del concierto (y en posts anteriores en este mismo vehÃculo) comenzamos a intercambiar miradas de satisfacción, de aprobación, aliñadas con sonrisas ante el planteamiento de tracklist circular que los de Manchester habÃan presentado, y ante la perspectiva de que faltaba la traca final.
Y efectivamente, en el bis, hicieron sonar radiante el primer single de ‘Who we touch‘ y, como no podÃa ser de otra manera, otro de los éxitos más venerados, el glorioso ‘Sproston Green‘, que sirvió para cerrar el bolo y para alcanzar una gran comunión con el público asistente.
Y The Charlatans se fueron como entraron, sin mayores miramientos, entre una lluvia de cigarrillos que Tim Burgess, con su pelucón al viento, se encargó de recoger y repartir entre sus camaradas. Sin fuegos de artificio superfluos, sin saludos hipócritas e impostados. Como auténticos profesionales. Vinieron, vieron y vencieron. Y convencieron: sin duda, de las tres ocasiones en las que he tenido oportunidad de ver a los británicos, ésta ha sido en la que más me han llegado.
Quizá sea que mis expectativas no eran muy altas o que no habÃa factores etÃlicos que alteraran mi percepción… Sea como fuere, un concierto que ha servido para mi reconciliación definitiva con The Charlatans.
Del resto de la fiesta por el V aniversario de la FEVER, poco más qué decir. Que la gente de treintaytantos (y más) aguantamos poco rato (concretamente hasta que comenzaba la pinchada de Deu, de We Are Standard), para dejar paso a las hordas de teenagers beodos que hacÃan botellón en las inmediaciones de la Santana, quienes, seguro, iban a celebrar por todo lo alto este cumpleaños.
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