En una de esas mañanas en la que nos da por cuestionarnos todo, y empezamos por lo que nos pilla más cerca, esto es nosotros mismos, me hallé poniendo discos de Otis Redding, Mozart y Philip Glass en casa. Después de comer, un dvd de Loquillo y, para escribir esto un cd de Narciso Yepes. Y aquà viene la cuestión. ¿Estoy disfrutando de la música en general o solamente estoy alimentando mi esquizofrenia? ¿Se puede leer un libro de Borges y después ver una peli de Rambo? ¿Puedo disfrutar de Vetusta Morla en directo y de La Boheme de Puccini?
En mi interior la respuesta es sÃ, no me rijo ante dictados externos para comprarme tal o cual disco. Entonces…¿por qué me estoy preguntando esto? ¿Es normal que me gaste casi 60 euros por la entrada de Leonard Cohen si me espero una chapa de cuidado? ¿Por qué guardo todas las entradas de conciertos en un álbum de fotos si la visión de dicho álbum describe a una persona tan bifocal, tan esquizoide, tan descentrada? ¿Por qué Calamaro y Oldfield, Paco Ibáñez y Nine Inch Nails, Battiato y Muguruza? Bueno al fin y al cabo en las bodas también hay carne y pescado.
No obstante me viene de nuevo la duda Kierkegardiana de la dualidad, de la disociación de caracteres y de lo indivisible de dicho binomio. Con lo cansado que estoy….
Pero me obligo a darme una contestación válida. Necesito saber por qué disfruto con cosas tan opuestas, con agua y aceite. No sé, quizás es porque estoy en uno de esos dÃas, y mañana, en el trabajo no tenga tiempo para pensar en estas bobadas.
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