Nada hacÃa parecer aquella noche que en el BEC se fuese a celebrar un concierto, ya que no ponen ningun tipo de cartel ni indicativo de nada, solo las puertas abiertas y alguna que otra persona entrando de tanto en tanto. Entre ellos Pedrito Gafapasta, en su enésima reencarnación, esta vez como crÃtico musical, nueva ocupación que le tenÃa alejado de la oficina del INEM y de los reproches de su madre: «Pedrito hijo…¿es que no piensas hacer nada con tu vida?»
Y es que un amigo de un amigo tenÃa un blog, que conocÃa a otro cuyo cuñado era vecino de el mejor amigo de la novia de uno que pinchaba discos y que decÃa que podÃa colocarle en una radio local donde necesitaban a uno que supiese de musica. No es que Pedrito supiese mucho de música, pero consiguió entrar. El caso es que aquella mañana recibió en su facebook un mensajeÂ
Tony_37: esta noche estas acreditado en el BEC.
Pedrito: ¿para quién?
Tony_37: tú vete y punto
Pedrito: ¿no será como la última vez con Pimpinela no?
Tony_37: noooo, tranquilo, es Ornamento y delito.
Pedrito: bueno, ¿y tocan en el BEC? joder como han crecido…
Una vez dentro,en aquel pasillo enorme, su confusión fue aún mayor. Gente de mediana edad, recauchutada, embutida en vaqueros trasnochados, parecÃan emocionados por ver a los autores de «putas y cocheros«. Algo no cuadraba. Pedrito llevaba sus auriculares blancos escuchando el nuevo disco de ornamento, y no, algo no cuadraba. «Perdón, una acrediación a nombre de Pedro G.» «Aquà tiene, pase VIP, la puerta siguiente a la cola«.
¿Pase VIP? Algo no cuadraba y Pedrito empezaba a mosquearse, sobretodo al ver la cola. No, aquello,definitivamente no era un concierto de Ornamento y delito, pero ¿de quién era? No habÃa carteles por ningún lado. Pasó por la puerta VIP y vio a la gente arremolinarse en un puestecito de merchandising. Se acercaba con miedo, vacilante, pero henchido de valor dirigió sus pasos al puestecito. Y allà empezó a ver camisetas, llaveros y calzoncillos con el lema: «Bosé. Cardio»
«Lamadrequemeparió» soltó en alto provocando la mirada extrañada de mas de una recauchutada que ya tenÃan sus recien comprados calzoncillos en la mano, listas para sorprender a sus novios. Derrotado, humillado, bajó a la pista donde no habÃa aún demasiada gente. La musica electrónica, inteligentemente pinchada para apaciguar a las bestias embotoxadas y colagenadas, parecÃa cumplir su función, y unos labios rojos, enormes reinaban el escenario, proyectados en una enorme pantalla de leds que, al menos hizo gracia a Pedrito. La gente iba llegando, aunque la sala Arena del BEC distaba mucho de llenarse. «Con Papito se petó» escuchó a su espalda.
«cabronescabronescabrones» se repetÃa como una letanÃa, «esta me la pagan, yo les dije que solo musica indie o jazz, que no me jodan«. Pero empezó el espectáculo. Los labios desaparecieron para mostrar que la pantalla donde se proyectaban era una especie de verja con forma de semicÃrculo que subÃa y bajaba a placer. Y apareció la banda: 9 en total, con un Miguel Bosé entregado, aunque cansado y mayor, algo que parecÃa no ver ninguna de sus seguidoras más veteranas que gritaban las mismas consignas que cuando aquello de «Don Diablo«, a saber, «queremos un hijo tuyo, macizo!» y otras lindezas propias de una educación selecta. Toda la banda lucÃa trajes y chalecos de lo más elegante y estaba claro que todo estaba pensado hasta el mÃnimo detalle, bailes, movimientos, gestos. Marketing puro y duro. Miguel Bosé se sabÃa todos los pasos, ahora sonrÃo a esta cámara, ahora voy de tierno, ahora de savaje bestia sexual, intercalo Nena, o Morena mÃa, entre las nuevas de Cardio que parece que no ha cuajado tanto, ahora muestro mi lado comprometido… Y todo funcionaba. La gente rugÃa ante cada nueva ocurrencia y Pedrito ya estaba hipnotizado ante las proyecciones de las pantallas, que mostraban un cuidado y experimental trabajo audiovisual, acorde con la canción del momento. La intensidad musical y emocional iba in crescendo y el BEC se caÃa, incluso Pedrito parecÃa moverse. Algo no cuadraba.
El concierto se desarrollaba como una fiesta pija a la que hubiesen invitado a actores de una peli porno casera, alrededor de Pedrito los hombres con largas melenas, los escotes imposibles y gelatinosos, los labios pintados sin control, mechas, camisetas muchas tallas por debajo de lo requerido, vaqueros al lÃmite, mujeres gritando sobre el posible polvo que echarÃan al maestro de ceremonias… Y en el escenario 9 personas divirtiéndose, de manera controlada, como siempre, y es que Pedrito nunca habÃa visto tan claro un guión seguido tan fielmente en un escenario. Pero al margen de eso, el conjunto, como espectáculo, funcionaba, incluso le gustaba. «Sevilla» se convirtió en un apoteosis taurino que hizo vibrar al respetable, «Si tu no vuelves» juntó muchos labios operados en un momento tierno, «Nada particular» hizo pensar a la gente que otro mundo más justo es posible, con gestos de triste, pero reconfortante, caridad con los inmigrantes, y el resto del concierto que llegó a las 2 horas y veinte fue una rave digna del Pacha más inspirado, con un Bosé, seductor nato, en su vertiente más histriónica.
Un vez acabado el concierto, tras el ultimo bis con Ojala, ojala y Te amaré, Pedrito se debatÃa, de camino a casa, con su enésima crisis de personalidad. ¿Y si me hago fan de Bosé? Lástima que en el iPod no tuviese nada de él, en cambio tenÃa bajado el Suburbs de Arcade Fire, que molaba. Se lo puso. Bah! Bosé es para tÃas. Y ya tenÃa pensado como hablar del concierto, tenÃa pensado que comentarios sarcásticos e hirientes hacer al respecto. TenÃa pensado su propio guión, y lo seguirÃa fielmente.
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