Caballos y murciélagos en un museo de reproducciones

Mursego en Bilbao

«Según el diccionario de Maria Moliner, palimpsesto es la escritura antigua donde se vislumbran trozos de texto borrados para escribir encima lo que vemos en la actualidad»
se acercaron con curiosidad a aquel lugar que no estaba hecho para celebrar conciertos. Un museo de reproducciones, algo tan hortera e inútil como un museo de cera,justo en la entrada
el mejor es con Hendicks, porque lo sirven con pepino, le da un sabor que
psssss, esto es gafapastismo total, todos sentados en el suelo, entre estatuas de cartón-piedra de Miguel Angel y moneditas y abalorios de Constantinopla. Se respira el «bellasartismo» latente en esas patillas de hacha
los 8 euros de la entrada no les pareció caro, a pesar de que desconocían casi por completo a los que íban a actuar. Primero Zaldiak (caballos en euskera) y luego Mursego (murciélago en portugués). Había bastante gente y con dos rodajas de pepino sobra, aunque aquí se han pasado con el hielo que esperaban a que empezasen los caballos. Ya verás qué buenos son los Zaldiak, cuidan mucho los audiovisuales, pero aquí no hay pantallas ni nada, el Hendricks cuesta un euro más, me lo ha dicho la camarera, como si dudase que le iba a pagar.
Los primeros, guitarra y programaciones con un Mac, cómo molan los Mac,
facturaban su música que derivaba desde Lynch a Burial casi sin venga hombre, el otro día estabas flipado con El Guincho y ahora me dices que Mursego le ha dejado en pañales, la gente aplaudía, con ganas de escuchar cosas nuevas.
Y llaman a Maite, también desconocida como Mursego, que saca su cello y dota a la música del duo de un clasicismo iconoclasta y para nada académico. Qué mal sonido y que iluminación más horrible, es como la que usaban Joy Division, blanca y plana, ¿no quieren salchipatata? es espectacular, le voy a echar a la ali-oli un poco de cheddar, aupa Javi zelan? ondo baina, ufff hobeto gaztelaniaz…. vale, que tal todo?
Y llegó el momento de Maite-Mursego, de negro inmaculado, con sus juguetitos rodeada de cables en una suerte de alquimia sonora que resultó un perfecto epitafio para Morente, pero sobretodo para Mikel Laboa, tengo que ver la de Toy Story 3, joder aparece en todas las listas de mejores pelis del año, en cambio la de Lourdes que mal rollo, en el Nervion no les sirvieron bocadillos por un problema de logística y decidieron ¿os ha gustado la salchicha? me alegro, joder son tan serviles que da mal rollo, el arco del cello se agita violentamente, y los pies de Maite son una máquina perfectamente calculada, pisando pedales que registran loops eternos, subiendo y bajando volumen a placer y deleite, que incómodo es éste sitio, oye al final mola lo de las columnas, sí, joder, da un rollito cultureta que queda muy bien para las fotos, mira ésta, en escorzo, en recuerdo de mi época como cámara en teles locales.
El recital acabó con dos versiones, una de Victor Jara y otra de Sr. Chinarro, fin de fiesta tan libre como el resto de la velada
Voy a enfocar el texto como una cebolla, un palimpsesto, a base de capas que descubren otras capas, como la música de Maite. ¿Lo entenderán? Efectivamente con pepino mucho mejor, voy a colgarlo en facebook.

(Dedicado a Mikel Laboa, Julio Cortázar, Jean Luc Godard, James Joyce, Tomas Pynchon y toda esa gente que nos hace más fácil la vida)


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2 respuestas a «Caballos y murciélagos en un museo de reproducciones»

  1. […] noche, uno de los proyectos más estimulantes de la música en Euskadi, el camino experimental de Mursego, seguidora de una cierta tradición creada por Mikel Laboa. Para el que no haya tenido la suerte de […]

  2. […] sorpresas más agradables de lo que llevo de año. Si el año pasado el sorpresón mayúsculo fue Mursego, éste año, aunque minúsculo, no fue menor el impacto y es que curiosamente en ambos […]

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