Caída y Auge de Reginald Perrin (David Nobbs, Impedimenta 2012)

Portada del libro Caída y Auge de Reginald PerrinHay varias razones para fijar similitudes entre Reginald Perrin y Henry Wilt; ambos son personajes literarios, ambos ingleses y parten de plumas irreverentes, en el caso de Wilt el autor es Tom Sharpe, y en el caso de Perrin lo es David Nobbs. La presentación al público fue a mediados de los 70, y cuentan historias más o menos parecidas; la violenta irrupción de la más gris de las rutinas a golpe de carcajada.

Luego es cierto que los caminos se bifurcan y Nobbs resulta si se quiere, más dramático que Sharpe, que gira la tuerca hasta pasarla de vueltas. Y es que la novela de David Nobbs parece cómica contra su intención; Reginald Perrin, un gris trabajador en la más gris de las empresas (Postres Lucisol) con el más gris de los jefes (el absolutamente necio C.J.) y con el más gris de los transportes públicos (el tren de las 8:16) sabe que tiene que cambiar su vida. Detesta a su suegra, a la que llama hipopótamo, trata de ser infiel a su mujer con su secretaria, se harta de raviolis, y acomete un sinfín de estupideces que no logran mejorar su estado anímico. Está enfermo de rutina y de gris.

La pluma afilada y retorcida de Nobbs hace que esto no parezca un film de Ken Loach y no veamos/sufrimos el dolor existencial de nuestro protagonista, si bien es cierto que queda un poso amargo que no nos deja disfrutar del todo, al contrario que la versión televisiva de finales de los 70, donde cogieron partes de éste y del siguiente libro de Perrin haciendo de él un personaje más amable y divertido.

La novela, rescatada por la editorial Impedimenta, resulta quizás, más agresiva ahora, más de 30 años después, cuando todo lo que se nos cuenta es dolorosamente actual y cosas que quizás deberían hacernos gracia, nos duele. Por eso Reginald Perrin se distancia de Wilt, aquí no hay discusiones con la mujer ni enredos, hay un simulacro de suicidio, una necesidad de matar a uno mismo, si no de manera física, al menos simbólica. Y el dolor de Reggie por no ser capaz ni siquiera de suicidarse de verdad hace que este simulacro sea aún más cruel que un suicidio real. Una muy buena novela, mucho más profunda de lo que pueda parecer a simple vista y que nos viene en una edición preciosista.


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Comentarios

Una respuesta a «Caída y Auge de Reginald Perrin (David Nobbs, Impedimenta 2012)»

  1. […] unos meses hablábamos de Caída y auge de Reginald Perrin, primera de las novelas que David Nobbs había dedicado a ese antihéroe cotidiano que, cansado de […]

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